Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 10 de marzo de 2012

De que Efectos Colosales se Articulan por Causas Monumentales...



Si a toda acción le sigue una reacción, a toda causa su efecto.

A lo largo de los tres primeros capítulos de su epístola, Pablo ha estado describiendo a los efesios la causa, lo que Dios ha hecho por nosotros mediante Jesús, de ahí que ahora en el cuarto, el apóstol nos muestre el efecto que debe producir en nosotros dicho obrar.

Pero cuando uno espera que a la grandilocuencia temática de los primeros capítulos, al enorme peso de conceptos tales como Gracia, predestinación, elección, adopción, le deberían correponder unos efectos no menos grandiosos, se encuentra con la sorpresa del efecto descrito por Pablo,
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz,
Efesios 4
Pero no se trata de error alguno, pues de toda acción colosal, se debe articular una reacción monumental, de ahí que para pablo el resultado de ser fiel a Dios en Jesús no sea hablar en lenguas humanas y angélicas ni tampoco necesariamente tener profecía, de ahí que no sea entender todos los misterios y toda ciencia ni repartir todos los bienes para dar de comer a los pobres, ni tampoco sea ser un erudito bíblico ni predicar el Evangelio, donde Cristo no hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno...

En efecto, para Pablo la evidencia de haber sido objeto de la Gracia de Dios en Jesús es mucho más que eso a saber,

Formar parte de una comunidad que en humildad y mansedumbre, guarda sosteniéndose en amor, la unidad de la paz de Dios mediante el Espíritu.

Y amén!

De que Pídeme Cualquier Cosa menos Tratar a los Demás como Me Gustaría Ser Tratado...

2 Y oró a Yahvé y dijo: Ahora, oh Yahvé, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que Tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande Misericordia, y que te arrepientes del mal.
Jonás 4:2
Desde el vientre del pez, Jonás invoca a Dios apelando precisamente a aquello que le había hecho huir: Su Misericordia.

La escena describe con precisión a aquel que recibe el don de arrepentimiento, pues solo cuando uno es consciente de su cautividad, derrota, oscuridad, y desesperanza, invoca a Dios en base a aquello que siempre le había hecho huir en dirección contraria.

Cierto, pues el hombre no odia las cosas de Dios por desconocimiento, sino precisamente por lo contrario.

Son las palabras de Jesús Ve y haz tú lo mismo aquello que hace que el hombre natural aborrezca a Dios.

En efecto, hace poco una amiga nos encontró a un grupo de hermanitos repartiendo comida y bebida a los mendigos de su población.

Es muy admirable esto que hacéis, me dijo, pero no era verdad, pues la mayor forma de admiración es la imitación.

El hombre odia a Dios no porque sea malo sino precisamente porque es Bueno, pues el ser humano sabe perfectamente que un Dios Misericordioso exige de Sus criaturas un comportamiento misericordioso, de perdón contínuo, de esfuerzo por servir antes que ser servido, de olvido de uno mismo por mor al prójimo que te desprecia, burla e insulta, en definitiva, de seguir los pasos de Jesús.

Si hay algo que le aterra al hombre es el Ve y haz tú lo mismo, pues lo último que quiere el ser humano es tratar a los demás como le gustaría ser tratado...



De que lo Normal Es Incoherente, y Lo Radical Normal...

1 Sed seguidores de mí, así como yo de Cristo.
1 Corintios 11:1
Hay que ser muy orgulloso para decir, Si quieres saber lo que es un cristiano, mírame a mí, me dice.

No exactamente, más que orgulloso, lo que hay que ser es coherente, pues si llamamos Señor a Jesús, cómo es que no hacemos lo que dice?
Es la baja altura a la que ponemos nuestro listón de cristianismo, es nuestro rechazo a vivir nuestra fe de acuerdo a lo que predicamos, aquello que hace que lo que tendría que ser normal...

Nos parezca radicalmente excepcional.