Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 4 de diciembre de 2011

De Victorias, Verdades y Peregrinos...


16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Juan 17:16
Mientras que no tenemos problema alguno en aceptar que Jesús vino de lo alto, nos cuesta una enormidad vernos del mismo modo.

En Juan 3:3 el Señor nos dice que quien no nazca de nuevo no podrá ver el Reino de Dios, pero un truco del lenguaje nos permite traducir la misma frase como 'de lo alto'.

Que nuestra ciudadanía esté en los cielos, explica por qué somos peregrinos en este mundo, de ahí la insistencia de poner nuestra mente en las cosas de arriba, pues es la esfera a la que pertenecemos, Home, Sweet Home.

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad, nos dice Jesús una frase más tarde, y de nuevo los trucos del lenguaje nos permiten traducir santificar por 'apartar', pues lo santificado es aquello apartado para el uso exclusivo de Dios.

No son de aquí, apártalos en Tu Verdad, dice el Señor.

En efecto, la santificación no consiste en ajustarse a los rigores de una disciplina ascética, sino en confiar.

Que Jesús pida que seamos santificados en la Verdad de Dios, y que dicha Verdad esté expresada en Su Palabra significa que la santificación radica en confiar en todas y cada una de las palabras de Dios, en Sus promesas.

No hay nada que te haga más diferente, no hay nada que te muestre más peregrino, no hay nada que te 'aparte' más del resto de la humanidad que el vivir, no por vista, sino por fe en la Verdad de todas y cada una de las palabras de Dios.

Pues esta es la victoria que vence al mundo...
Nuestra fe.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...