Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



martes, 26 de enero de 2010

De Errores Doctrinales que Hacen Mover el Dedito a Calvino (2)

Leo en Tora.arg un artículo sobre la Halajá firmado por el hermano, amigo, señor Shaina S. Handelman, el cual escribe lo siguiente:
Para los cristianos, la halajá fue (y todavía es) un anatema. La "letra" de la ley fue enterrada frente a su "espíritu", con Pablo argumentando que, de hecho, la ley era la fuente misma del pecado.
En lugar de seguir a la halajá, sólo se necesitaba "creer", sentir, y renacer en espíritu, no seguir la disciplina de una ley pesada, sino las iluminaciones del corazón interior de uno.
Hmm... veamos qué es lo que nos tiene que decir el dedito de Juan Calvino.

Dedito...

Dedito...

HABLAAAAAAAARGH...!

Ahahá, lo sabía, el dedito no deja pasar ni una!

Dónde está el error del disparate excretado por Handelman?

Pues que en ninguna parte del Nuevo Testamento leemos nada remotamente parecido a lo que nos dice Handelman, ya sabes, que la ley era la fuente misma del pecado.

Lo que leemos no es que la Ley sea la fuente del pecado sino que mediante la Ley, es como llegamos al conocimiento del pecado.

Es decir, no fue hasta que leímos No desearás la mujer del prójimo, que el hombre cobró conciencia de que dicha acción era pecado.

Veamos qué es lo que nos dice Pablo:
7 ¿Qué diremos, pues? ¿La Ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.

8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la Ley el pecado está muerto.

9 Y yo sin la Ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;

11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.

12 De manera que la Ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.

14 Porque sabemos que la Ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

Romanos 7

Por todo ello,recomendamos al señor Handelman o bien el seguimiento de un curso intensivo sobre cristianismo paulino, o bien que se calle y no hable de lo que no sabe porque entonces lo único que consigue es quedar como un ignorante y hacer que alguien como yo, abra entradas sobre tipos como él...