Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 1 de diciembre de 2012

De que la Verdad Es Nuestra Mangosta...

7 Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: !!Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Lucas 3:7
No se escuchan muchos sermones tipo 'Oh, generación de víboras en nuestras iglesias, no porque no aceptemos una reprimenda de tanto en tanto, sino porque aunque cantamos Soy el mayor de los pecadores, nuestra convicción es tan débil, que movemos el cascabel de nuestra cola al primero que nos llama reptil, pues la Verdad es nuestra mangosta.

Pero mientras los que fueron objeto de la ira del come langostas preguntaron Qué debemos hacer...?, nosotros callamos precisamente porque sabemos qué debemos hacer.
Y no queremos.

Cierto, pues la mayoría de nosotros canta Soy el mayor de los pecadores con la única intención de acallar a la mangosta del púlpito...

Afirmamos que nuestro perdón no depende de nuestro hacer, olvidando que nuestro hacer es la evidencia de nuestro perdón, que el arrepentimiento verdadero precede a toda absolución, y que la Buena Nueva de las palabras de la mangosta de turno es el fin de nuestra hipocresía, el remedio del veneno de la víbora.

Por tanto, no nos molestemos en cantar tan alto porque más de Uno se ha dado cuenta que más que una generación de Abraham, somos una de víboras.