Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 1 de enero de 2012

De San Anselmo de Canterbury y la Justificación del Pecador por Fe, No por Obras...


24 siendo justificados gratuitamente por Su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

Romanos 3:24-25

Hace aproximadamente unos mil años, San Anselmo escribió -en su obra llamada Opera Omnia- un tratado destinado a hombres moribundos, en el que les indicaba qué palabras deberían decir en el Día del Juicio.
Ven, por tanto, mientras algo de vida permanezca en ti.
Que tu única confianza resida en su muerte, no confíes en ninguna otra cosa. Y si el Señor tu Dios quiere juzgarte, di: 'Señor, entre Tu juicio y yo presento la muerte de mi Señor Jesús el Cristo, no puedo contender contigo de ninguna otra manera.'

Si te replica que eres un pecador, di: 'Señor, interpongo la muerte de mi Señor Jesucristo entre mis pecados y Tú.'

Si dijera que mereces la condena di: 'Señor, pongo la muerte de mi Señor Jesucristo entre mis obras perversas y Tú, y ofrezco sus méritos como aquellos que debería tener y no tengo.'

Si dice que está airado contigo, di: 'Señor, opongo la muerte de mi Señor Jesucristo entre Tu Ira y yo.'

Y cuando hayas acabado de decir todo esto, di una vez más: 'Señor, opongo a todo est la muerte de mi Señor Jesucristo entre Tú y yo.'
Si esto no es justificación por fe, no por obras que baje Dios y lo vea.

Nunca podemos ofrecer nuestras obras, nuestros méritos para ganar el favor de Dios en algo, pues con esto estamos diciendo que no confiamos en el único mérito que Dios mismo ha dispuesto para hacer propiciación por nuestros pecados: el Mesías hombre, el Mesías Dios, Jesucristo.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


De Citas de Esas Tan Buenas que No Te Cansas de Releer de Tanto en Tanto... (17)


(Para Pablo) todo siempre acaba con y en Cristo.
Él es el punto final, él es la explicación de su vida, y toda su perspectiva vital.

Cristo es el todo-suficiente para toda circunstancia, para toda eventualidad, y para toda posibilidad.
La vida cristiana no es simplemente una filosofía, no es solo un punto de vista, no es solo una enseñanza que tomamos e intentamos poner en práctica.
Es todo eso e infinitamente mucho más.
La auténtica esencia de la vida cristiana, de acuerdo a las enseñanzas que encontramos a lo largo ancho del Nuevo Testamento, es que se trata de una fuerza poderosa entrando en nosotros.
Es una vida, si quieres llamarlo así, que palpita en nosotros.
Es una actividad, una actividad de parte de Dios.

(Los cristianos) no son solo hombres que han abrazado cierta teoría que intentan poner en practica, sino que es Dios haciendo algo en y a través de ellos.
Nuestros pensamientos más elevados, nuestras aspiraciones más nobles, todas y cada una de nuestras acciones más justas vienen y son de Dios, pues se trata de algo que nace en nosotros a través de Él.

Se trata de la actividad de Dios, no simplemente la nuestra (Filipenses 3:10), y no es difícil encontrar a Pablo diciendo exactamente lo mismo en algunos pasajes de otras epístolas (Efesios 1:19,20; 2:10).
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
Efesios 3:20
Esto es característico de la doctrina neotestamentaria, y si no hemos sido capaces de detectarlo nos hemos perdido uno de los aspectos más gloriosos de la vida cristiana.

Esta es la razón por la que volvemos una vez más a algo que no me canso de citar, es decir, la definición favorita de John Wesley de lo que es un cristiano, una definición tomada de un libro de Henry Scougal,
'La vida de Dios en el alma del hombre'.
El cristiano no es simplemente un hombre bueno, decente y moral.
La Vida de Dios ha entrado en él, y es precisamente esa energía, ese poder, y esa vida aquello que le hace peculiar y específicamente cristiano.

Martyn Lloyd-Jones, Spiritual Depression

Y amén...