Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 25 de diciembre de 2010

De Citas de Esas Tan Buenas que No Te Cansas de Releer de Tanto en Tanto (2)

Cuando los inconversos pueden ver tan poca diferencia entre sus propias vidas y la de una persona que profesa el cristianismo pero que no mortifica sus pecados, entonces no ven ninguna necesidad de ser convertidos.
Ellos observan el celo religioso de dicha persona, pero también observan su impaciencia con aquellos con quienes no está de acuerdo.
Observan sus muchas inconsistencias.
Ven que en algunas cosas se separa del mundo, pero se fijan más en su egoísmo y su falta de esfuerzo para ayudar a otros.
Escuchan su conversación espiritual y sus reclamos de tener comunión con Dios; pero todo es contradicho por su conformidad a los caminos del mundo.
Escuchan su jactancia de que sus pecados han sido perdonados, pero también se fijan en su falla de no perdonar a otros.
Entonces, observando la pobre calidad de vida de tal persona, se endurecen en sus corazones contra el cristianismo y concluyen que sus vidas son tan buenas como las de cualquier "creyente".

John Owen, La Mortificación del Pecado
Exacto, los cristianos estamos llamados a predicar el Evangelio de palabra...

Y acto.