Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



martes, 28 de junio de 2011

De Filipenses 2:12 y el Viejo Una vez Salvo, Siempre Salvo...


12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra Salvación con temor y temblor,

13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad.

Filipenses 2

A menudo entre las filas sinergistas se cita el versículo 12 de Filipenses 2, como demostración de que el aforismo, Una vez salvo siempre salvo, no es cierto.

Si el hombre ha de ocuparse de su Salvación con temor y temblor debe ser porque esta puede perderse, concluyen.

Sin embargo, dicha conclusión solo puede sostenerse ignorando el versículo siguiente.

En efecto, si la Salvación es una Gracia de Dios, y es Él quien produce en el creyente tanto el querer como el hacer, uno sabe que nadie le arrebatará de la mano del Padre.

Por consiguiente, qué quiere decir Pablo cuando dice que hemos de ocuparnos de nuestra Salvación con temor y temblor?

John Piper nos da una respuesta a esto, al analizar el contexto y la Palabra como un Todo, es decir, sin contradicciones.

En efecto, por qué en los versículos inmediatamente precedentes, Pablo advierte al creyente que no debe hacer nada por contienda o por vanagloria, sino antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo, sin mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los demás...?

Por qué les recuerda a los filipenses que la Palabra, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz...?

La causa del temor y temblor en el creyente no es la amenaza de la pérdida de la Salvación, sino la Gracia misma.

Tiembla y teme, porque el Creador de los cielos y de la tierra, Aquel que en el Día hará que se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y hará que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para Su Gloria... está en ti.

Tiembla porque eres la demostración de que el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo, Habita en lo alto y santo, y también en el contrito y humilde de espíritu.

Tiembla porque tu querer es Su querer, tu hacer es Su hacer.

Tiembla y sé irrepensible y sencillo, pues eres salvo no porque Dios haya visto algo bueno en ti, sino a pesar de ti, es decir, por Su pura Misericordia.

Tiembla y sé consciente de que por la Gracia de Dios eres lo que eres; y Su Gracia no ha sido en vano para contigo, antes trabaja más que nadie, pero ten presente que no tú, sino la Gracia de Dios contigo.

Tiembla porque eres Templo de Dios y no te perteneces, tiembla porque tu Alfarero te moldeará a lo largo de tu vida a imagen del Mesías Dios, tiembla porque puedes acabar edificando heno y paja cuando deberías construir con oro y piedras preciosas, tiembla porque mediante Su Espíritu, Dios te ha revelado cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, tiembla y no busques lo tuyo propio sino lo de Cristo Jesús, tiembla, tiembla, tiembla...

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...