
Dios estableció con él un pacto de obras y de vida, es decir, le dio una promesa de vida eterna para él y para aquellos a quienes representaba, a condición de obediencia perfecta, es decir, por obras. [...] La recompensa prometida era la vida eterna, una Gracia que habría de incluir mucho más de lo que originariamente le había sido conferido a Adán en su creación, la dádiva de la cual hubiese elevado a la raza a una condición de irrevocable santidad y felicidad eterna.
El castigo con el que se le amenzó y al que luego se le sometió fue la muerte "El día que de él comieres ciertamente morirás".
La naturaleza de dicha muerte puede determinarse solo considerando todo lo que quedaba envuelto en la maldición al que se le sometió.
Esta maldición incluyó el retiro inmediato del favor divino y de la comunión espiritual con Dios, el sentido de culpa, la corrupción de la naturaleza, las consecuentes transgresiones actuales, los sufrimientos en vida, la disolución del cuerpo, los dolores del infierno...
A. A. Hodges
Genial...