Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 17 de abril de 2011

De que la Justificación No Es la Infusión de Santidad en el Impío, tal como Sostiene el Catolicismo, sino una Declaración Judicial de Dios... (1)


Lo primero que uno percibe cuando lee a apologetas del catolicismo, es que se ve el término Justificación, como un sinónimo de arrepentimiento, santificación, o incluso de infusión de santidad.

En esta serie de entradas veremos por qué no es así, veremos que la justificación pertenece exclusivamente a Dios, que Él es su autor, su causa e incluso su finalidad.

Empecemos.

El romano está de acuerdo en que, en ocasiones, el término Justificación alude a la absolución del pecador por sus pecados, sin embargo, el susodicho nunca estará de acuerdo en que la justificación tenga que ver con un simple acto judicial, una declaración formal de Dios.

Para el romano, la justificación no es nada más que la infusión de la santidad de Dios en el creyente, es un proceso que transforma al creyente de impío en Justo.

Me pregunta una hermana que no acaba de entender eso de Infusión de santidad.
La manera de describirlo sería mediante el ejemplo de alguien que sufre anemia.

Al paciente se le administran vitaminas hasta que gradualmente se recupera.

Infusión no alude a un hecho puntual, sino progresivo.

En otras palabras, el romanismo confunde Justificación con Santificación.

De este modo ellos hablan de dos Justificaciones, a saber.

La primera tiene lugar cuando el creyente pasa del estado de hombre caído, al de regenerado, mientras que la segunda alude a lo que nosotros conocemos como santificación: el moldeado -por obra del Espíritu Santo- del carácter del creyente a imagen de Jesucristo, un moldeado que dura toda la vida.

El romano niega que el hombre sea Justo por fe, pues confunde ser Justo con ser Santo, sin darse cuenta que una cosa es consecuencia de la otra.

Sea como sea, en ningún lugar de la Escritura, Justificar tiene el significado defendido por Roma, sino el de absolución absoluta de la condena por los pecados.

Veamos esto en la Palabra,
1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable.
Deuteronomio 25
Exacto, absolver es claramente antónimo de condenar, es decir, se trata de un acto judicial.
15 El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a YHWH
.
Proverbios 17
Nada en dichos textos indican que dicha absolución sea progresiva, nada de una pastilla de vitaminas hoy, y otra mañana...

En efecto, y encontramos la misma oposición Absolución-Condenación cuando la palabra justificar se emplea en referencia a Dios,
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

34 ¿Quién es el que condenará?

Romanos 8
Justificar es absolver de un cargo, no transformar al indivíduo hacia una progresiva declaración de justedad.

Si leemos con detenimiento Romanos 3:19-28, así como todo el capítulo siguiente, veremos que Pablo no nos está diciendo que el hombre es justificado mediante un proceso de progresiva y gradual transformación, ni tampoco que dicho proceso vaya acompañado de la infusión de santidad en el creyente.

Al contrario, Pablo nos muestra cómo el creyente ha sido juzgado, absuelto y recibido el don de vida eterna.

En efecto, en dichos pasajes vemos a un hombre reo de condena,
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Romanos 3

Que contrasta con un hombre absuelto de dicha condena no como respuesta/pago por su obrar,
6 Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
Romanos 4
... y esto tendría que hacer reflexionar al católico que sabe que en la santificación el obrar es fundamental.

No obstante, la Palabra nos indica de contínuo que es por fe como el hombre es declarado Justo, no mediante las obras fruto de esa fe.
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.

Romanos 3
Al mismo tiempo, Pablo nos muestra la incapacidad de la Ley para justificar al hombre, pues en realidad la Ley no fue entregada para dar vida sino para manifestar el pecado en el ser humano,
20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado ;
Romanos 3
No obstante, al mismo tiempo Pablo explica que somos redimidos de la condena de la Ley mediante el cumplimiento del Cristo de dicha Ley, cuya justicia es imputada -no sobre el que obra- sino sobre el que cree.
24 siendo justificados gratuitamente por su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.

28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

Romanos 3
Uno no recibe perdón por sus pecados, ni el don de vida eterna como justa retribución o consecuencia de una santificación arduamente trabajada a lo largo de la vida, sino por algo muy distinto y ajeno al hombre.

En otras palabras, uno es absuelto de la condena que demanda la comisión de dichos pecados, por la imputación/aplicación de la justicia de Jesús -su vida sin pecado en observación de la Ley de Dios- que él ganó por y para nosotros.

Justificación no es un proceso transformador, es una declaración judicial efectiva en favor del creyente.

Solo de esta manera tienen sentido todos aquellos textos que nos hablan de pecados no imputados sobre el hombre, de pecados cubiertos, de olvido y perdón de pecados.
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

2 Bienaventurado el hombre a quien YHWH no culpa de iniquidad,

Salmo 32

25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
Isaías 43

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a YHWH; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHWH; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Jeremías 31
La Palabra nos habla contínuamente de declaraciones formales, de actos judiciales concretos en el tiempo, pero jamás de procesos graduales en los que el obrar tenga papel alguno.

Es más, la Palabra establece un claro contraste entre santificación y justificación, tal como veremos en la próxima entrada.

Mientras tanto, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...