
y se fueron tras la vanidad, y se tornaron vanos.En esta entrada expondré -de manera comprensible- el argumento de Alvin Plantinga que demuestra que el Naturalismo se autorefuta, y no es objetivamente confiable.
Jeremías 2:5b
Antes de nada, huelga decir que Plantinga desarrolla un argumento propuesto anteriormente por C.S.Lewis, en el libro titulado Milagros.
Veamos en qué consiste.
El Naturalismo es una línea de pensamiento que propone la naturaleza, lo natural, como el principio único de todo aquello que es real.
Es decir, rechaza la idea de lo transcendente, del ser humano como un ente compuesto de cuerpo y alma y por supuesto, rechaza la idea de Dios.
Para el naturalista el hombre es un objeto, un animal singular en sus características, pero animal al fin y al cabo, un animal cuya existencia no tiene un sentido objetivo, y cuyo destino es la Nada, el Olvido, al estar llamado a seguir los pasos de tantas especies extinguidas que han precedido y seguirán la humana.
Como idea es coherente para alguien que no ha recibido fe, pero las premisas de las que parte, nos lleva a unas consecuencias curiosas que conducen a su autorefutación, pues se invalida la confiabilidad de cualquier creencia, el Naturalismo inclusive.
En efecto, si el ser humano no es nada más que un animal maravillosamente adaptado a su medio, sus pensamientos y creencias son dependientes de la neurofisiología, pues una creencia no será nada más que una estructura neurofisiológica compleja.
Esta es la razón por la que al naturalista le gusta decir que el amor es producto de nuestro cerebro, pura química.
Si el ser humano evoluciona simple y llanamente para adaptarse a su medio, argumentan, la neurofisiología de la cual provienen nuestras creencias debe ser adaptativa, de ahí que a menudo defiendan que la creencia religiosa no es nada más que un autoengaño creado para superar el miedo a la muerte.
Es decir, la creencia nunca será el resultado del análisis objetivo de la realidad sino un mecanismo de adaptación causado por la fisiología humana, de ahí que no sea confiable.
Y este es el punto.
Desde el punto de vista teísta -en concreto cristiano- nuestras facultades cognitivas son confiables, pues creemos que podemos comprender enunciados verdaderos y profundizar en todo conocimiento.
Sin embargo, esto no es así bajo el punto de vista naturalista, pues desconfía de toda facultad cognitiva que surge de la mente humana.
La neurofisiología humana que genera todo pensamiento y creencia es puramente adaptativa, e independientes de la realidad.
El hombre creerá y pensará aquello que le ayuda a sobrevivir, no la Verdad, la cual puede ser un verdadero obstáculo en su camino evolutivo.
Cierto, si la premisa propuesta que el naturalismo y la evolución son ciertas, la probabilidad que nuestras facultades cognitivas sean confiables son bajas, pues la selección natural no favorece la creación de proposiciones ciertas y objetivas, sino aquellas que procuran por la pervivencia de la especie.
Esta convicción es lo que inquietó a Charles Darwin cuando en su carta a William Graham, escribió, lo que en ámbitos filosóficos se conoce como la Duda Darwiniana,
Pero entonces se levanta en mí la terrible duda sobre las convicciones de la mente humana -la cual se ha desarrollado a partir de animales inferiores- son de valor alguno o confiables.El naturalista se basa en la razón como método objetivo de alcanzar la Verdad, pero si es coherente con sus premisas, ésta -la razón- no es confiable para sostener la veracidad de creencia alguna.
Confiaría alguien en las convicciones de la mente de un mono, en caso de haber alguna?
Charles Darwin, to William Graham 3 July 1881
Si ninguna creencia es objetivamente confiable, el naturalismo tampoco puede serlo, pues esta idea debe ser forzosamente el producto de una actividad neuronal que persigue una mejor adaptación al entorno, al igual que el resto de creencias.
Por tanto, si el naturalismo impide que podamos confiar en la veracidad de toda creencia, el naturalismo se autorefuta y debe ser puesto en cuarentena.