Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



lunes, 29 de noviembre de 2010

De Problemas con la Definición Arminiana de Libre Albedrío y la Acción del Espíritu Santo.


Es común la acusación en contra del calvinismo de que éste presenta a los seres humanos como marionetas, y a Dios como causante de pecado.

La fuente de dicha acusación es la incomprensión de lo que significa Libre Albedrío.

En efecto, Libre Albedrío no significa la capacidad del ser humano de elegir entre el Bien o el Mal, significa la capacidad de todo indivíduo de seguir su propia voluntad.

Y ahí está el problema, pues la Palabra nos enseña que hasta que Dios no libera al ser humano de su esclavitud al pecado, este no puede ir a Dios.

Una vez liberado, el hombre se vuelve a Dios voluntariamente, de ahí que el hombre no sea una marioneta.

Así pues, si alguna vez, tras citar Porque es Dios quien produce en vosotros tanto el querer como el hacer para que se cumpla Su Buena Voluntad, te han acusado de presentar al hombre como un títere, manipulado por una voluntad ajena, en esta entrada encontrarás argumentos para refutar dicha acusación.

En efecto, en esta entrada voy a desarrollar por qué la postura arminiana es incapaz de explicar algunos pasajes que ejemplifican el versículo que acabo de citar, y lo haré demostrando que el hecho que Dios produzca en nosotros el querer y el hacer, no supone la anulación de nuestra voluntad.

'amos pa'llá!

Para este análisis tomaremos como ejemplo dos pasajes clave para entender el asunto que nos ocupa, es decir, la retirada de Jesús al desierto para ser tentado.

Así pues, por un lado tenemos,
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Mateo 4
Y por el otro,
12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.

13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían
.
La concepción arminiana de lo que significa la acción de Dios por el Espíritu sobre la voluntad humana es incapaz de explicar este pasaje sin entrar en contradicción con su antes mencionada acusación.

Cierto, en estos pasajes vemos cómo el Espíritu fue el causante de que Jesús se retirara al desierto.

Para describir la acción del Espíritu, los evangelistas utilizan los verbos llevar (aunque en algunas traducciones se emplea el verbo guiar), e impulsar.

En este punto deberíamos preguntar al que nos presenta como titiriteros, es que el Espíritu Santo forzó a Jesús a hacer algo que él no quería?

Es que no respetó su voluntad?

Nos están describiendo los evangelistas un pasaje en el que Dios Espíritu actúa cruelmente con Dios encarnado?

Si fuera así, [MODE IRONY ON] Jesús tuvo que pasar por una angustia terrible pues aunque él no quería ir al desierto a morirse de hambre, el Espíritu le obligó a marchar, sin importarle la violencia con la que vulneraba la libertad de Jesús de ir por ahí con la tripa llena [MODE IRONY OFF]...

Afortunadamente, no es el caso.

En efecto, todos y cada uno de los actos de Jesús iban orientados a hacer la Voluntad de Dios, por tanto, cómo explicar las palabras de los evangelistas?

Qué estaban diciendo cuando nos hablaban de que el Espíritu llevaba o impulsaba a Jesús a retirarse al desierto?

Bien, tanto Marcos como Mateo nos están hablando de la eficacia de la Gracia de Dios, y de la libertad de la voluntad humana trabajando juntas.

No una en contra de la otra, en incruento conflicto, sino juntas, a una.

Cómo era Jesús llevado/guiado e impulsado al desierto?

Bien, por un lado tenemos la atracción irresistible de Dios Espíritu, y por el otro la voluntad de Dios Hijo de ir al desierto.

La atracción del Espíritu juega el papel de Causa, mientras que el ir de Jesús, el papel de respuesta de su voluntad.

Así es como era Jesús guiado e impulsado al desierto.

Sin conflictos.

Sin cuerdas -que a modo de marioneta- sujetasen a Jesús a hacer lo que no quería.

Lo mismo nos pasa a nosotros, no es cierto?

El creyente es guiado por el Espíritu a apartarse del pecado... pues el mismo Espíritu le ha capacitado para querer apartarse del pecado.

El creyente -Espíritu Santo mediante- ha sufrido una transformación interior que le ha hecho ser nueva criatura.

Este cambio ha supuesto una liberación de su estado de esclavitud al pecado, lo cual se articula en un deseo voluntario, por parte del creyente, de hacer la Voluntad de Dios el resto de su vida.

En efecto, la filosofía humana insiste en que la voluntad es la que gobierna al hombre, mientras que la Palabra constata que es el corazón,
8 Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.

Mateo 15:8

21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
Marcos 7

34 !!Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

Mateo 12
El problema de base es que el corazón del hombre natural es carnal, enemigo de Dios.

Sin embargo, mediante la fe, Dios cumple la promesa de circuncidarlo del cuerpo pecaminoso,
6 Y circuncidará YHWH tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a YHWH tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
Deuteronomio 30
Esta promesa la recibimos los de la fe de Jesús,
10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados
Colosenses 2

28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;

29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Romanos 2
Pero dejemos el fascinante tema de la circuncisión del corazón para otra entrada y no nos desviemos del tema.

En efecto, decía que según la Palabra, el ser humano es gobernado no por su voluntad sino por su corazón pecaminoso.

G.S. Bishop nos describe esto en su análisis de Génesis 3:6,
"Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos", (Sentido-Percepción-Inteligencia);
"y tomó de su fruto, y comió" (Voluntad)
En efecto, la voluntad es la facultad de elegir, la causa inmediata de toda acción.

Tanto el concepto del Bien como el del Mal, deben estar presentes en la mente humana antes de optar por una u otra acción.

No obstante, la Palabra nos dice una y otra vez que hay algo que influencia toda elección humana: el pecado.
37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.
Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,

38 ni tenéis su palabra morando en vosotros;
(Pecado en el hombre)

[...]

40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida. (Voluntad actuando en consecuencia)
La voluntad humana está determinada por el pecado, de ahí que sea incapaz de ir a Dios, de hacer la Voluntad de Dios,
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
Romanos 8
La voluntad humana no es decisoria.

No es causa, es efecto.

No es soberana, es esclava.

La capacidad de elegir en el hombre está determinada por influencias, cuyo efecto son las voliciones humanas, y en tanto que efecto, dicha capacidad es sierva, no señora.

Esta es la razón por la que no podemos predicar la absoluta libertad del ser humano pues estaríamos postulando un efecto incausado.

Ex nihili nihil fit, es decir, Nada puede producir Algo.

En resumen, sin la intervención de Dios, la voluntad humana solo puede elegir entre dos males, pues el fin de todas y cada una de sus acciones es ella misma, su propio ego.

El hombre es libre de hacer su voluntad, solo que esta voluntad es incapaz de ir a Dios, ya que está sometida al pecado.

Lo mismo pasa con los presos en un patio de prisión.

Por un rato pueden ir donde quieran del patio, pero nunca pueden sobrepasar sus muros.

Tiene libre albedrío un preso?

Sí.

Tiene libertad?

No.

Tenía libre albedrío Jesús?

Sí.

Tenía libertad?

También.

Era el corazón de Jesús esclavo de su pecado?

No.

Era guiado Jesús por el Espíritu al desierto?

Sí.

Era su voluntad ir al desierto?

Sí.

Tiene libre albedrío un incrédulo?

Sí.

Quiere ir a Dios y dejar su forma de vida?

No.

Ha quedado claro y puedo acabar esta entrada?

Sí.

Debería alargarla algo más?

Pa'qué?

Lo dejo aquí?

Por favor...