Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



martes, 7 de junio de 2011

De que el Estudio de la Biblia No Es un Fin en Sí Mismo...


Lo único que nos libra del pecado en nosotros es la acción espiritual de Dios, es decir, la experiencia personal que resulta de la convicción de pecado, y el subsecuente arrepentimiento que posibilita el perdón de pecados, no la mera instrucción doctrinal.

‎"Hemos de estudiar la Palabra", repite el cristiano, elevando el estudio a la categoría de fármaco.

Pero encarar el estudio como método de mortificación del pecado es algo así como querer extirpar un tumor, estudiando cirugía...

Dios en nosotros es lo que transforma a la persona, no el simple conocimiento de Su Voluntad.

En efecto, el estudio de la Biblia no es un fin en sí mismo, pues sin la acción de Dios sobre el indivíduo, la Palabra queda reducida a la categoría de mero libro sapiencial.

Es esto una apología del abandono del estudio de la Palabra?

Para nada, es simplemente dejar claro sobre qué hemos de poner nuestro punto de mira:
el Dios que inspira textos, abre entendimientos, transforma voluntades, y da Salvación al tener Misericordia de los ciegos, sordos y muertos espirituales.

Mientras meditáis en todo ello, dad gracias a Dios Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...