Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



martes, 1 de febrero de 2011

De que el Hombre Carnal No es el Hombre Natural, Ni el Natural el Espiritual, y solo el Tercero Anda como Jesús Anduvo...


Según Pablo apóstol, hay tres tipos de seres humanos, a saber, el Hombre Carnal, el Natural y el Espiritual.

El Carnal es el que es hostil a Dios, y se guía por sus deseos carnales; Pedro da una opinión brutal de ellos en su segunda epístola.

Después tenemos el Hombre Natural, el cual es capaz de controlar los deseos de la carne, pero que es guiado por el intelecto y las emociones, de ahí que sea incapaz de entender lo espiritual.

Dicha incomprensión ordena su antropocentrismo, pues mientras cultiva y se deleita en la gloria humana, nunca busca la de Dios.

Por último tenemos al Hombre Espiritual, el cual sencillamente es guiado por el Espíritu Santo de Dios.

Entre las filas cristianas abundan los primeros, son mayoría los segundos y son escasos los terceros...

Con el Carnal no hay problema, pues gracias a su estupidez, se le ve venir y no engaña a nadie.

En efecto, todo el mundo sabe que está en la iglesia, o participa en sus actividades forzado por su família, pareja, etc, y que a la mínima oportunidad que pueda se revolcará en el lodo para decepción de su família, pareja y etc...

Sin embargo, el Hombre Natural, el más común en todas las iglesias de la cristiandad, es el tipo de cristiano que considero más peligroso.

Efectivamente, por esto es fundamental saber distinguir entre el Hombre Natural y el Espiritual, pues Satanás se disfraza de Ángel de Luz.

La razón de la peligrosidad de los Naturales es la magnética capacidad de contagiar de su naturalidad a los escasos Hombres Espirituales que Dios planta en las iglesias, de ahí que los Espirituales tengan como uno de sus deberes más imperantes, el autoexaminarse contínuamente para deshacerse de lo Natural en ellos.

En efecto, todos debemos saber que alguien con fe, alguien capaz de controlar escrupulosamente los deseos de su cuerpo, pero cuyo fin es sí mismo y no Dios, no es un Hombre Espiritual.

Aparenta ser uno de ellos, pues habla como ellos, se mueve como ellos, participa en muchas de las mismas actividades que ellos... pero sigue siendo un Hombre Natural, pues el fin de sus acciones es sí mismo, no la Gloria de Dios.

La miopía del Hombre Natural le lleva a estar satisfecho de su vida religiosa, pues en su incapacidad de entender las cosas de Dios, cree que lo que al Señor le importa son las formas, no el fondo.

El Hombre Natural hace muchísimas buenas obras, pero ni siquiera se le pasa por la cabeza no mencionarlas a la primera oportunidad que tiene, es más, ni siquiera se plantea el no buscar el reconocimiento de sus pares, pues es hipócrita pero no idiota, o es que no hizo las buenas obras para alardear de ellas?

El Hombre Natural no se autoexamina nunca sistemática y concienzudamente, aunque si por accidente alguna vez lo hace, y ve algo malo en él, se excusa con la evidencia de que en el fondo todo el mundo hace lo mismo...

El Hombre natural cree que la mejor iglesia es la más grande, y se enorgullece de formar parte de una...

De su boca brota agua dulce, agua salada, agua fría, agua caliente, aguarrás y aguas menores...

Privilegia en su trato baboso a pastores, sacerdotes y a cualquiera que ostenta un cargo de autoridad, un trato que jamás dispensaría a los miembros menos distinguidos de su congregación...

No acepta consejos de nadie que considere por debajo de su santidad, sin comprender que a Dios le encanta revelar Sus cosas a los pequeños.

No anda como Jesús anduvo.

Ve pajitas en ojos ajenos mientras se pasean por el mundo con una cantidad de vigas suficiente como para volver edificar el WTC... tres veces.

Cree que Dios le salvó porque él se dejó ser salvado, de ahí que nunca le agradecerá a Dios por ello como merece.

Nunca tiene la misma paciencia y misericordia con los demás que la que Dios tuvo con él, ni lucha por tener la misma paciencia y misericordia con los demás que la que Dios tuvo con él.

No comprende que el mayor debe ser el servidor de todos y dado que juzga lo espiritual con su naturalidad, adapta las jerarquías mundanas a su esfera espiritual.

Antepone sus tradiciones eclesiásticas a la Voluntad de Dios.

Se regocija de que cumple lo pequeño de la Ley de Cristo -congregarse- pero no le angustia no cumplir lo grande -servir antes que ser servido, amar a Dios más que a uno mismo...-.

Se vanagloria cuando da fruto sin comprender que da fruto por la Misericordia de Dios, de ahí que considere dicho fruto como un mérito propio, y el fruto le salga medio podrido.

Lanza piedras a la cabeza de la mujer adúltera con admirable puntería, y le saca un ojo mientras Jesús escribe en el suelo.

Es el primero en rebuznar su don de lenguas ignorando el mandato bíblico de que sin intérprete no debe hablarse en lenguas en la iglesia, pues su interés principal es llamar la atención y presumir de unción espiritual, no sujetarse a Dios.

Se enorgullece de ser familiar o amigo de alguien que goza de buena reputación, para aumentar prestigio a su prestigio...

No anda como Jesús anduvo.

Deja revolotear su imaginación hacia asuntos mundanos mientras en el culto se predica la Palabra o se ora...

Le advierte a Jesús que se aleje de la cruz pues ama al Señor con amor humano, pues piensa en las cosas de los hombres, no en las de Dios...

Interpreta todos y cada uno de los versículos de la Biblia en la más obtusa literalidad, olvidando que los incrédulos interpretan la Biblia del mismo modo...

Nunca hace nada que pueda poner en peligro su status económico, eso es innegociable, pues Dios es Señor de su vida pero no de su bolsillo...

Confunde caídas en las iglesias con Poder de Dios, y el Poder de Dios -perdonar a quien nos ofende, buscar servir antes que ser servido, tener Espíritu de mansedumbre...- con debilidad o estupidez...

No le importa que su mal comportamiento manche al Señor, que sus palabras denigren a quien dice representar, si para defender su orgullo hace falta cagarse en quien sea, uno se caga y yastá...

No anda como Jesús anduvo.

Cree que el fin justifica los medios, y si para tener una iglesia bien llenita, hace falta predicar menos la Palabra y hacer más chistes, se predica menos y se pone una nariz roja y unos grandes zapatones, faltaría más...

Justifica el pago de diezmos con citas veterotestamentarias, pues no confía en que Dios actúe en los hermanos y les enseñe que es su responsabilidad mantener la iglesia local...

Promete que orará por tal, o por tal otro hermano sabiendo que no orará ni por tal, ni por tal otro hermano...

Dan la espalda a quien necesita su ayuda con ingeniosísimas y creativas excusas...

Se apartan del hermano caído como de la peste.

Presume de sus ayunos a pesar de saber lo que el Señor opinaba al respecto, porque no se sacrifica sin sacar algo a cambio...

No da gracias a Dios por tener cubiertas las necesidades básicas, pues cree que estas son fruto de su propio trabajo...

No anda como Jesús anduvo.

Inunda su vida de una gran cantidad de reglas que sigue religiosamente, para así cubrir la ausencia del verdadero motor espiritual...

No hace evangelismo, hace proselitismo.

Siempre piensa mal de los demás, pues cree ladrón que todos son de su condición...

Le molesta la presencia y palabras del Hombre Espiritual pues pone en evidencia su hipocresía, y le acusa de legalista, radical y fanático..

Predica la Palabra pero ni siquiera se le pasa por la cabeza el estar un día tras otro, y otro, y otro, discipulando a aquellas personas que se acercaron a Dios por su prédica...

No anda como Jesús anduvo.

Nunca se arriesga a decir por el bien de los hermanos, nada que pudiera ofenderles, pues lo único que le interesa es que los demás tengan una buena opinión de él, y edificar a los hermanos puede poner en riesgo su status..

No cree que su verdadera família sea la de Cristo.

Cuando ora al Dios Padre imposta su voz con un tono pomposo y transcendente: falso.

Deja que el sol se ponga estando enfadado, deja que vuelva a salir, que se vuelva a poner, y así sucesivamente por los siglos de los siglos, amén.

Se desanima si no ve fruto inmediato por su trabajo sin comprender que su trabajo es ya fruto.

No anda como Jesús anduvo.

Desprecia a los fariseos de la Biblia sin darse cuenta que está ante un espejo...

Es un fan declarado de los 10 Mandamientos.

Acepta halagos de los demás, es más, los busca como poseso, y si no le halagas cree que es porque le tienes envidia.

Se aprovecha de las necesidades -espirituales o materiales- ajenas.

No anda como Jesús anduvo.

Da de lo que le sobra, nunca de lo que necesita.

Insiste tanto en que Dios es Amor que quien le escucha cree que Dios es una especie de Papá Noel...

Cuando se le hace ver que se está alejando del Camino del Señor rebuzna al momento su mantra No juzgues hermano, no juzgues y no serás juzgado...

Presume de tener libros de teología a pesar de no haberlos leído nunca.

Siempre le dice al predicador o sacerdote que su prédica le ha edificado a pesar de no ser capaz de recordar ni una sola palabra de la misma.

Cree que todos somos iguales a ojos de Dios aunque también que algunos son más iguales que otros...

Se burla de los fallos y caídas de sus hermanos, y los ve como un triunfo propio.

No, no anda como Jesús anduvo.

Se vanagloria de su conocimiento bíblico, de ser capaz de citar de memoria decenas y decenas de versículos, sin importarle el hecho que no practica lo que predica...

Tiene una completísima discografía de música cristiana llena de letras mundanas.

Sabe todo -lo malo- de todo el mundo y te lo explica con gran lujo de detalles las veces que haga falta.

El patrón que determina la santidad de alguien es él mismo, si no andas como él anda, no estás ungido...

Siente un profundo desprecio por los incrédulos y fantasea entre risas mal contenidas por lo achicharraditos que quedarán en el infierno.

Le da rabia leer esta entrada, pues se ve reflejada en ella.

Hmm, y he dicho que no anda como Jesús anduvo...?

El Hombre Espiritual debe estar siempre antento a no dejarse influenciar por el comportamiento del Natural, pues como les superan en número, uno puede llegar a pensar que su comportamiento es el correcto.

Pero no, quien dice que permanece en su Mesías, debe andar como él anduvo.

Mientras meditáis en todo ello, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...