Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 15 de octubre de 2011

De Romanos 12:6, Dones y la Medida de la Fe...


6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la Gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe.
Romanos 12:6
Por profecía Pablo no alude a oscura forma de clarividencia alguna, sino a un discurso ordenado e inspirado por Dios, un discurso que debe redundar siempre en beneficio de los hermanos.

Orden.

En efecto, de ahí que en 1 Corintios 14, el apóstol explique a los corintios la superioridad de la profecía sobre una glosolalia descontrolada y exhibicionista, tan del gusto del movimiento pentecostal actual.

Orden, enfatiza Pablo una y otra vez, cuando instruye a los hermanos sobre los dones.

Orden hermanos, pues el profeta no es un poseso dominado por un espíritu extraño, sino que por el contrario, son los espíritus de los profetas los que están sujetos a los profetas.

Por tanto, deja de hacer el imbécil y levanta del suelo, que tu descontrol es evidencia de la ausencia de Dios en ti.

Orden, que cuanto más orden apliques a las cosas de Dios, más comprenderás que el Espíritu es enviado para moldearte a imagen del Señor, no a imagen de un payaso que cae al suelo, ríe descontroladamente y aúlla para diversión de los incrédulos.

Orden y nada de excesos ni tonteras, pues cuando Pablo indica que el don de profecía debe usarse conforme a la medida de la fe, enfatiza que dicho don debe emplearse de acuerdo a una correcta relación con un Dios que no es de confusión.

El don de profecía no es una licencia para introducir nuevas doctrinas que compiten por ver cuál es más idiota, sino la facultad de comunicar la Palabra de Dios a los hermanos, y aunque el don de profecía, es el único que Pablo especifica que debe emplearse conforme a la medida de la fe, no hay razón alguna que nos lleve a pensar que la misma regla no debería aplicarse al resto de los dones.

Mientras meditáis en todo esto, da las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...