Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 25 de febrero de 2012

De la Consecuencia Práctica de la Redención de Nuestra Muerte...


2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Romanos 6:2
En efecto, que hayamos sido rescatados/redimidos de nuestra Muerte significa que -mediante el Poder del Espíritu en nosotros- somos salvos de la Ley del pecado que gobernaba nuestro Yo natural, de ahí que Pablo nos diga que ya que Jesús ha abolido la Muerte, el pecado no puede seguir gobernando nuestras vidas.