Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



viernes, 20 de enero de 2012

De Llenuras del Espíritu, Fractales y Exhortaciones Colectivas...


18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
Efesios 5:18
Uno de los problemas de muchos hermanos que buscan la llenura del Espíritu es que no se dan cuenta que dicha exhortación es colectiva, nunca individual, con lo que se encuentran con que dicha búsqueda está condenada a no dar fruto.

En efecto, cuando leemos el versículo que nos ocupa en su contexto inmediato, lo primero que comprobamos son las contínuas apelaciones a un obrar que solo puede llevarse a cabo en comunidad,
19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
21
Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Del mismo modo que la presencia de Dios llenó el Templo con Su Presencia, Pablo nos recuerda ahora que el mismo Dios en Espíritu que llenó al Cristo, llena ahora Su Ekklesia.
22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Efesios 1:22-23
La llenura que habitó en un edificio de piedra, mora ahora en un edificio espiritual formado por piedras vivas que reposan sobre la piedra angular que es el Mesías.
19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un Templo santo en el Señor;
22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Efesios 2:19-22
No es en un lugar concreto, nos dijo el Señor, sino que mi Presencia será en todo lugar mediante mi Espíritu.

Pero lo interesante del caso es que -a modo de los fractales- Pablo describe a la Asamblea de Dios, el cuerpo del Mesías, como una realidad cumplida que avanza en y hacia el crecimiento colectivo y conjuntado de sus miembros por el Espíritu, un crecimiento que no se detiene hasta que cada miembro es imagen de quien le sostiene.

En efecto, a lo largo de toda la epístola, los términos llenura y plenitud se relacionan contínuamente con el Espíritu que obra en un Templo colectivo en acción conjunta, pues mediante esa llenura el Templo se edifica, y sin ella no hay obrar por el Espíritu.

Una vez más estamos ante el Sí, pero todavía no de la vida cristiana.

Por tanto, un análisis del versículo -no solo en su contexto más inmediato- sino el de una epístola que busca el obrar conjunto por el Espíritu, pone de manifiesto que la exhortación es colectiva, no individual, a pesar de que la interpretación más común sea la contraria.

Soportaos con paciencia los unos a los otros en amor, dice Pablo, guardad la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, un Espíritu, un cuerpo que bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor, recuerda, pues que seamos miembros los unos de los otros, significa en este contexto que yo solo puedo crecer si por amor desinteresado busco hacer crecer a mi hermano a imagen de Cristo mediante el Espíritu que nos hace Uno.

Esta es la llenura con la que Pablo exhorta a la comunidad, el sostenerse unos a otros en servicio mútuo y desinteresado, pues una iglesia solo puede andar como él anduvo cuando todos y cada uno de sus miembros mortifican su egocentrismo natural, excluyente y parasitario, mediante el obrar contínuo en todos y cada uno de ellos del Espíritu de Dios que unifica en entrega sacrificial y bien conjuntada, a una comunidad de indivíduos que se sostienen y someten unos a otros en amor.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...