Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 14 de enero de 2012

De Juicios, Higueras, Templos y Esterilidades...


El Templo es objeto del Juicio de Dios, porque en vez de ser un medio a través del cual acceder a Dios, se había corrumpido de tal modo que se había transformado en un sistema de opresión y explotación de los necesitados.

En efecto, Jesús llega a Jerusalén, y al entrar al Templo, mira alrededor todas las cosas, y marcha a Betania a pasar la noche.

El Juicio de Dios sobre el Templo ya está aquí entre vosotros, de ahí que nos encontremos a modo de interludio, una escena en la que Jesús maldice una higuera estéril.

Maestro, mira qué piedras, y qué edificios, le hará notar a Jesús tal vez el mismo discípulo que se percata de la sequedadad de la higuera.
Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Marcos 11:21b
La higuera es maldita por su incapacidad de dar frutos, del mismo modo que el Templo -blanqueado cual sepulcro- es corrupto e incapaz de dar Vida.

Pero que la opresión sistematizada que obstaculiza acceder a Dios aparezca envuelta por la grandiosidad aparente más absoluta, es la manera que tiene Dios de decirnos por un lado la necesidad de buscar la realidad oculta tras el velo de apariencia engañosa, y por el otro de advertirnos que todo sistema religioso que de algún modo oprima y descuide a los necesitados, permanecerá siempre bajo la maldición de Dios, y se derrumbará por su esterilidad.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias por todo a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...