Deseando mostrar que cumplir cada mandamiento es un deber, mientras que la adopción es un don dado a los hombres mediante su sangre, el Señor dijo:
'Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos', porque el Reino de los Cielos no es un premio a las obras, sino un don de Gracia preparado por el Maestro para sus siervos fieles.
[...]
Cristo es Maestro por Su propia esencia y Vida encarnada. Porque Él creó al hombre de la nada, y a través de Su propia sangre le redimió cuando estaba muerto en su pecado.
Y a todos aquellos que creen en Él les ha entregado Su Gracia.
Cuando la Escritura dice:
'Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras', no imagines que las obras en sí mismas ameritan el Infierno o al Reino.
No, Cristo premia a cada uno conforme a si sus obras han sido hechas con fe o sin fe en Él, porque no es un comerciante sujeto a contrato, sino nuestro Creador y Redentor.
Marcos el Asceta, A Propósito de Aquellos que Se Creen Justificados por Sus Obras, la Filocalia.
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