Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



jueves, 2 de junio de 2011

De que la Certeza de la Salvación Está en Nosotros...


Cuando el arminiano -sea este bautista, ortodoxo o católico- se escandaliza cada vez que un creyente reformado afirma la seguridad de su Salvación, no solo demuestra que no entiende el Evangelio, sino que no lo ha experimentado.

El Evangelio es que Dios, la Palabra de Dios, se encarnó en un ser humano -el Mesías- que vivió como hombre -en el poder del Espíritu- una vida de perfecta obediencia a la Voluntad de Dios, que fue entregado como víctima propiciatoria por nuestros pecados, que resucitó al tercer día como demostración de que su sacrificio había sido aceptado, que se apareció a sus hermanos y les comisionó a predicar por todo el mundo el perdón de pecados por la fe en su sacrificio sustitutivo, haciendo saber que todo el que fuera bautizado en él, es decir, en el Espíritu, sería salvo.

En otras palabras, el Evangelio anuncia lo que Dios -mediante el Mesías- ha hecho por nosotros, lo que el Cristo ha hecho en nuestro lugar.

Sin embargo, presentar el Evangelio únicamente como el perdón de nuestros pecados es presentar una Buena Nueva incompleta.

En efecto, el Evangelio no solo es Dios por nosotros, es Dios en nosotros,
26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,

27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

Colosenses 1
Lo que Dios ha hecho por nosotros nos justifica; lo que Dios hace en nosotros nos santifica.

Uno con él, Uno en él, imagen del Cristo.

La Buena Nueva que anuncia el Evangelio es la muerte sustitutiva del Mesías Dios por su pueblo, y el perdón de pecados para todos los que confíen en su sacrificio, para todos los que crean en Su Palabra.

No obstante, lo que demuestra que uno ha creído de todo corazón la Buena Nueva, lo que demuestra que uno ha sido objeto de la Gracia de Dios y ha recibido el perdón de sus pecados, no es una verbalización de dicha fe, no es el llevar una vida llena de obras cristianas, la evidencia de que uno ha sido redimido por el Señor, es la operación de Dios en él.

Una vida transformada progresivamente a imagen del Señor, de ahí que sea muy sencillo distinguir entre el rebaño de Dios, y las cabras, las cuales son la inmensa mayoría de los que se llaman cristianos.

El Evangelio no es meramente el anuncio de una esperanza futura, es una realidad palpable para el creyente, el cual experimenta a diario todo aquello que el Espíritu revela en él,
9 Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu;

1 Corintios 2
La conciencia de la propia pequeñez, la certeza de que es mejor dar que recibir, el anhelo de servir a los hermanos impulsado por el amor, el perdón sincero, en otras palabras, los Frutos del Espíritu de los que nos habla Pablo, es aquello que Dios revela al creyente en vida.

Quieres saber si realmente has sido perdonado?
Examínate para saber si estás en la fe, busca en ti los frutos de la obra de Dios, y si no hay evidencias de ello, entonces sigues tan muerto como desde el primer día que pecaste.
5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
2 Corintios 13
No hay otra...

El Señor no nos llama a una vida de miedo e incertidumbres por la propia Salvación, el Señor nuestro Dios pone en nosotros las evidencias de Su Amor, mediante el Espíritu.

En otras palabras, ningún cristiano puede dudar de su Salvación, pues es testigo diario de la acción de Dios en él.

Ahora bien, hay personas que se presentan como cristianas, que son hipócritas, que siguen aferradas en su maldad, que son egoístas, chismosas, avariciosas, que anteponen politiqueos o intereses económicos a las cosas de Dios?

Sin duda, pero esa es SU responsabilidad, no dejes que su hipocresía, que su mentira manche tu relación con Dios, pues la Salvación es personal, no colectiva, y de la misma manera que estar rodeado de tipos muy santos no te salva, estar rodeado de hipócritas no te condena.

Pero divago.
Decía que ningún creyente pone en duda su Salvación, no solo porque el Señor dijera que todo el que creyera en él sería salvo, sino porque es testigo diario de la acción de Dios en él a través del arrepentimiento auténtico tras todo pecado cometido, a través de un deseo de servir a sus hermanos, a través de un rechazo -natural, nunca forzado- por las cosas que Dios aborrece, etc...

Sin embargo, el arminianismo rechaza todo esto, y condena al creyente a una vida de miedo, una existencia de incertidumbres, de condena a la esclavitud de tener que almacenar el mayor número posible de buenas obras que ameriten al pobre hombre a salvación (ahá, con minúscula...)

Dicha esclavitud es producto de la falta de fe, de confianza plena en las promesas de Dios, las cuales son claras.

Entre el catolicismo hay personas muy queridas por mí que viven una vida de miedo, una existencia de sempiterna incertidumbre, y todo motivado por un interés mundano: Hacer imprescindible a la iglesia católica.

Rasga el velo entre el hombre y Dios, anuncia que el acceso a Dios pasa exclusivamente por el Señor Jesús, y arrebatarás de poder a las jerarquías eclesiásticas que te parasitan y esclavizan.
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Juan 8
Exacto, el creyente debe saber que nada que venga de la Verdad esclaviza, y que si hay pastores, sacerdotes, profetas o incluso ángeles del cielo que abierta o encubiertamente te esclavizan de algún modo, haciéndote orbitar a su alrededor, no lo dudes, esos tipos no vienen de Dios.

Pues nosotros solo tenemos un Señor, y Su Palabra es clara.

Mientras meditáis en todo esto, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


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