Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



viernes, 11 de marzo de 2011

De Justificación solo por Fe en los Padres de la Iglesia, el Ambrosiaster (1)


Cómo pueden pensar los judíos que han sido justificados por las obras de la Ley del mismo modo que Abraham, cuando ven que Abraham no fue justificado por las obras de la Ley sino solo por fe? Por tanto, no hay necesidad de la Ley cuando los incrédulos son justificados ante Dios solo por fe.
El Ambrosiaster sobre Romanos 4:5

Pablo apoya esto sobre el ejemplo del profeta David, que dice que son benditos aquellos que Dios ha decretado que, sin las obras u observancia de requerimiento alguno de la Ley, ellos son justificados delante de Dios solo por fe.
El Ambrosiaster sobre Romanos 4:6
El Ambrosiaster o Ambrosiastro es un libro anónimo, conocido con tal nombre a partir de Erasmo, que contiene un importante comentario a las cartas de san Pablo, cuya redacción se calcula que se produjo entre los años 366 y 384 dc.

El libro es la demostración que en los orígenes de la Iglesia, se creía en la idea que el protestantismo retomó siglos más tarde: La Justificación solo por fe, no por obras.

Compárese las palabras del Ambrosiaster -y de la Palabra misma- con el por ejemplo, Canon IX del Concilio de Trento,
Canon IX:
Si alguno dijere, que el pecador se justifica con sola la fe, entendiendo que no se requiere otra cosa alguna que coopere a conseguir la gracia de la justificación; y que de ningún modo es necesario que se prepare y disponga con el movimiento de su voluntad; sea anatema.
Mientras meditáis en todo ello, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


4 comentarios:

Emilio Alegre dijo...

Perdona, me he confundido de hilo, por eso he borrado y trasladado los mensajes anteriores.

Sobre este, aclarar que lo que condena Trento no es la justificación por la fe, sino la justificación por la fe sin voluntad del hombre en dicha fe. Lo que creen los Padres de la Iglesia y la doctrina de la Iglesia es que Dios mueve la voluntad del hombre, éste asiente voluntariamente a la fe (puede negarse), y así es justificado por la fe, justificación que puede perder si no persevera en la fe viva que obra por la caridad.

Renton dijo...

Longinos:
Sobre este, aclarar que lo que condena Trento no es la justificación por la fe, sino la justificación por la fe sin voluntad del hombre en dicha fe.

No, de esto ya hablamos hace más de un año.

Fíjate qué dice Trento:
i alguno dijere, que el pecador se justifica con sola la fe, entendiendo que no se requiere otra cosa alguna que coopere a conseguir la gracia de la justificación;

Trento no entiende que nadie puede hacer nada que amerite una Gracia, pues una Gracia es un favor inmerecido...

En otras palabras, Trento niega la Salvación por Gracia.

Para que uno sea justificado, debe hacer "algo", por tanto, la justificación no es una Gracia de Dios.

Lo cual se da de bruces con la Palabra de Dios.

Emilio Alegre dijo...

Claro, y esa otra "cosa alguna que se requiere" es precisamente el asentimiento libre a la fe. Lo que dice Trento y toda la tradición cristiana es que la fe es un regalo que se acepta libremente, y que quien lo acepta, movido por la gracia, es justificado. También dice que se puede rechazar.

Es decir, un pecador recibe la predicación de Cristo salvador. Recibe entonces una gracia que libera para que pueda aceptar esa verdad y le mueve a hacerlo, aunque él puede resistirse. Si acepta la fe y recibe el bautismo, por el Espíritu Santo, Dios Uno y Trino viene a vivir en su alma, y recibe la fe infusa, y con ella, la esperanza y la caridad, que le mueve a hacer obras meritorias para su santificación. Con su aceptación diaria de la fe, su asentimiento a obrar por la caridad por virtud de la gracia que ha recibido y su petición constante a Dios para que no le permita caer en la tentación, su fe es defendida de los embates del enemigo y se mantiene firme. Ya tiene la salvación de Cristo en él, y si persevera en Él movido por su gracia, que nunca le faltará, se salvará. Esto es lo que dice Trento y toda la doctrina cristiana, hasta que llegaron Lutero y demás, equivocando a muchos.

Emilio Alegre dijo...

Es decir, ni Trento, ni el Catecismo de la Iglesia Católica, ni la Tradición de la Iglesia, dicen que la justificación sea por la fe y por las obras, si es eso lo que quieres decir. Eso es una chorrada, una contradicción in terminis.

Somos justificados por la gracia, y la aceptación de la fe nos predispone a recibirla, no la amerita.

Mira lo que dice Trento sobre la justificación, y comprueba que no dice nada de obras previas necesarias para la justificación:

"Las causas de esta justificación, son:

- La causa final, la gloria de Dios y de Cristo y la vida eterna.

- La causa eficiente, Dios misericordioso, que libremente salva y santifica (cf 1 Cor 6,11) sellando y ungiendo (cf 2 Cor 1,21s) "con el Espíritu Santo de la promesa, que es prenda de nuestra herencia" (Ef 1,13s).

- La causa meritoria, su Unigénito muy amado, Nuestro Señor Jesucristo, el cual "cuando éramos enemigos" (Rom 5,10), "por la excesiva caridad con que nos amó" (Ef 2,4), nos mereció la justificación por su Pasión santísima en el leño de la Cruz (canon 10) y satisfizo por nosotros a Dios Padre.

- La causa instrumental, el sacramento del bautismo, que es el "sacramento de la fe" (De Spiritu Sancto de San Ambrosio y Carta 98 de San Agustín) sin la cual jamás a nadie se le concedió la justificación".