Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



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sábado, 9 de febrero de 2013

De 2 Corintios 3:18, o Qué Quiere Decir de Gloria en Gloria...

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la Gloria del Señor, somos transformados de Gloria en Gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
2 Corintios 3:18
En un pasaje donde claramente se habla de la santificación -somos transformados de Gloria en Gloria en la misma imagen, como por el Espíritu- lo único un tanto oscuro es la expresión De Gloria en Gloria.

Ahora bien, una de las reglas exegéticas más básicas asegura que los pasajes oscuros deben discernirse a la Luz de los claros.

En efecto, y cuál es el momento en que Dios en Jesús fue más glorificado?
23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.
24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Juan 12:23-24
La cruz.
La cruz pone de manifiesto la Gloria de Dios pues en ella el Señor demuestra que es Justo -no deja ningún pecado impune-, Santo -nuestra alma es purificada y podemos volver a tener Comunión con el Dios que es Vida-, Amor -Dios podría haber creado un mundo donde todas Sus criaturas fueran tratadas con justicia y nadie podría recriminarle nada- y Sabio -porque una Salvación que deja al hombre sin nada de qué gloriarse jamás se le podría haber ocurrido a hombre alguno-.

Ahora bien, qué tiene que ver que Dios fuera glorificado en la cruz con que nosotros avancemos en santidad de Gloria en Gloria.

Todo.
De Gloria en Gloria quiere decir, de muerte en cruz, en muerte en cruz, pero no la de Jesús -la cual es aquello que las desencadena, pues mirando [...] la Gloria del Señor alude al sacrificio de Jesús en la cruz- sino la nuestra.

Cada vez que nos arrepentimos de corazón de un pecado, es decir, cada vez que morimos al Yo, cada vez que sepultamos en las aguas una parte de nuestro viejo hombre y el Nuevo Hombre emerge por el Poder del Espíritu, cada vez que mortificamos un pecado, cada vez que la carne muere al ser clavada en la cruz, avanzamos en santidad a imagen de Jesús.

Cierto, en más de una ocasión hemos hablado que el Evangelio no es simplemente la Puerta de entrada a Dios, sino tambien el Camino, es decir, el Evangelio es tan importante en nuestro Nuevo Nacimiento como lo es en nuestra Santificación.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...

martes, 22 de enero de 2013

De los Imperativos Neotestamentarios, o de que el Efecto Se Articula a Partir de la Causa...

Existe un error muy común en círculos reformados el cual consiste en leer las formas indicativas como si fueran imperativos.
Ahá, no es la primera vez que hablo de esto, pero el tema lo amerita.

Anoche mismo leía una exégesis de Apocalipsis 14:12 donde se cometía el antes mencionado error.
12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Apocalipsis 14:12
Cierto, el pasaje no dice que para ser santo uno debe guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, sino que los santos de Dios se caracterizan porque guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, lo cual es muy distinto.

En otras palabras, no es que para que uno pueda estar enamorado debe anteponer el bien de su amada sobre el propio, sino que el hombre enamorado es aquel que antepone el bien de su amada sobre el propio.
El efecto se articula de la causa, no la causa del efecto.

Ser capaz de diferenciar entre lo descriptivo y lo imperativo condiciona nuestra vida cristina, pues solo al calibrar la Palabra del modo correcto, podremos entender que nuestras acciones fluyen a causa del indicativo que es Jesús en nosotros la esperanza de Gloria.

Ahora bien, Dios nos revela que hay dos tipos de seres humanos: los bipartitos y los tripartitos.
Los bipartitos son los que tienen cuerpo y alma, están unidos a Adan y están por tanto, en la carne.
Son el viejo hombre.

Los tripartitos por el contrario, son aquellos que tienen cuerpo, alma y han recibido el Espíritu Santo de Dios, están unidos al Segundo Adan y están por tanto, en el Espíritu.
Son la Nueva Creación que anuncia la que vendrá.

Cada hombre estará guiado por un principio diferente, por un apetito diferente.
Los primeros se alimentarán de lo mundano, lo religioso, es decir, la apariencia, los segundos por lo espiritual, es decir, la esencia.

De este modo, cada naturaleza lee la Palabra de un modo diferente.
La mente bipartita leerá los indicativos como caminos para alcanzar lo espiritual al partir del esfuerzo personal.
Trabaja por hacer X y alcanzarás X.

La mente tripartita ha recibido revelación de su incapacidad, de su impotencia para avanzar en el terreno de lo espiritual, es consciente de su continuo fracaso y ha aprendido a andar en la Gracia, de ahí que lea los indicativos como tales, y pida Gracia para ajustarse a ellos.

Es decir, ha comprendido que uno debe orar no para que Dios haga su voluntad, sino para que él pueda hacer la Suya.

Ahora bien, no es cierto que la Palabra está llena de imperativos?
Es cierto.

Por tanto, cómo distinguir uno de otro?
Uno se distingue del otro tan pronto uno entiende que uno faculta el otro.

Es decir, se nos ordena perdonar a nuestros enemigos -imperativo- porque somos hijos de un indicativo: Éramos enemigos de Dios y Él nos ha perdonado en Cristo.
En otras palabras, que tal como hemos sido perdonados, hemos de perdonar.

Este es el modo correcto de leer el imperativo, el bipartito es creer que para ser perdonado uno debe perdonar a sus enemigos, pues eso nos lleva a la cultura del mérito, y todo mérito anula la Gracia.

Por tanto, cuáles son esos indicativos?
Son los siguientes:

- El hecho de vivir en la fe.
- El hecho de andar en la fe.
- El hecho de obrar en fe por/mediante el Amor.
- El hecho de vencer al mundo mediante la fe.
- Andar en el Señor arraigados y sobreedificados en él.
- El hecho de estar crucificado con Jesús de modo que ya no vivimos nosotros sino él en nosotros.
- El hecho de estar fortalecidos en Jesús y en el poder de su fuerza (que es debilidad para el mundo).
- El hecho de ser conciente de que uno no obra por su competencia sino mediante la Gracia de Dios que es con uno.
- El hecho de conocer al Señor Jesús, el poder de su resurrección de entre los muertos -arrepentimiento diario-, poder compartir sus sufrimientos para así ser moldeado a su imagen, ser conscient de la propia debilidad para así avanzar al conocimiento pleno.
- El hecho de... Etc.

De este modo, si analizamos cualquiera de los imperativos neotestamentario, veremos que ninguno de ellos es independiente de un indicativo que no se encuentre entrelazado a Jesús, pues en caso contrario no estaríamos en el Segundo Adan.

En efecto, mediante expresiones tales como andar en el Espiritu para estar libres de la ley del pecado, para que así la justicia de la ley se cumpla en nosotros a través del Espíritu, y podamos mortificar las obras de la carne, etc, lo que se nos está diciendo no solo es que debamos practicar la santidad, sino el modo de hacerlo adecuadamente, pues cada naturaleza tiene distintas herramientas, unas mundanas y fruto de la propia voluntad, y otras espirituales y resultado de la Vida de Dios en el alma del hombre.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias por todo a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.

martes, 8 de enero de 2013

De que Ese Es el Patrón que Seguimos...

25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor.
Mateo 10:25a
En otras palabras, crecer a imagen de Aquel que es la Palabra, Voluntad y Revelación divina comporta seguir Su patrón, es decir, sufrir y padecer por Algo-Más-Grande, y morir y ser levantado de entre los muertos para ser renovado a diario tras cada muerte y resurrección.

jueves, 27 de diciembre de 2012

De que la Santificación Busca Capacitarnos para Ser Enviados...

15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
17 Santifícalos en Tu Verdad; Tu Palabra es Verdad.
18 Como Tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la Verdad
.
Juan 17:15-19
En otras palabras, la santidad es un medio en vez de un fin en sí mismo.
Ahora bien, qué clase de medio, o lo que es lo mismo, qué finalidad persigue dicha herramienta?

La finalidad de ser enviados.
Y esto nos atañe a todos...

Es decir, según el Señor una de las finalidades de la Santificación que deriva de la presencia por el Espíritu de la Verdad de Dios en el creyente, es la misionera.

Cierto, en dicho pasaje la Santidad y el espíritu misionero aparecen entrelazados, de modo que uno es la consecuencia del otro.
Esto implica varias cosas.

Por un lado vemos que una de las motivaciones de los enviados debe ser el Amor, pues la misión no busca lo propio, sino el beneficio ajeno.

Pero por el otro igualmente vemos que la santificación no persigue sacarnos del mundo sino ser aptos para el mundo.
No desaparecer en un monasterio, no huir a un Meah Shearim cristiano, sino ir al mundo.

La conciencia de esto supone que la obediencia a Dios deja de centrarse en sí misma.
Ser puros sexualmente, aborrecer la avaricia o domar la lengua son luchas diseñadas para ir más allá.

Son pugnas contra el Yo que nos hacen aptos para que -no fuera sino en medio del mundo- podamos vencer toda tentación y predicar pureza, generosidad y templanza en espacios donde la lascivia, egoísmo y habladuría son el dios de este mundo.

martes, 25 de diciembre de 2012

De que la Verdad Libera y Es Dolorosa...

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:32

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Mateo 5:3
En Juan aprendemos que toda verdad libera, pero en Mateo que la Verdad -comprender nuestra pobreza espiritual- es igualmente doloroso.

La Verdad libera, y la Verdad duele... pero cómo puede liberar algo que es doloroso?
Es que estamos ante dos pensamientos opuestos?

Más que contrarias, me temo que ambas ideas son dos caras de la misma moneda, pues ambas apuntan hacia la Santificación.

Cuanto más sabemos a lo que somos llamados, cuanto más profundizamos en el conocimiento de Jesús, cuanto más vemos nuestra suciedad y lo lejos que estamos...
Más sufrimos.

Es cierto que es un sufrimiento no exento de felicidad, pues el avance es inevitable por el Espíritu, y aunque su primera fase es dolorosa, cuanto más nos duele, más fuerzas encontramos para dejar atrás lo que no es del Señor.

Por tanto, la santificación -crecer en el conocimiento de Jesús- para ser eficiente, es e incluso, debe ser dolorosa.

Conocer esta verdad es inquietante, pero sabes?
Todo lo dicho debe ser Verdad, pues es doloroso...

domingo, 2 de diciembre de 2012

Del Rabi Joseph Soloveitchik y los Tipos de Hombres...

Leo que el Rabi Joseph Soloveitchik defendía la existencia de dos tipos de hombres:
El Hombre del Sino, y el Hombre del Destino.

El primero responde a toda tragedia cuestionándose su realidad, sus creencias, sus convicciones, es decir, se pregunta el Por Qué de la tragedia, por qué Dios permite el Mal, y en sus meditaciones se aleja de Dios.

El segundo responde a toda tragedia preguntando Cómo puede encarar el mal, pues entiende que la tragedia ha sido enviada por Dios.

Ahora bien, qué es lo que pregunta el cristiano cuando le sobreviene una desgracia, adversidad o contratiempo?
La postura del cristiano es semejante a la del Hombre de Destino, y no obstante, es diametralmente opuesta.

Aquello que preguntamos cuando sufrimos no es ni Por qué, ni Cómo, sino Qué debo trabajar.

En efecto, una vez sabemos que todas las cosas nos ayudan a Bien, es decir, que todo aquello por lo que Dios nos hace pasar tiene la finalidad de hacernos crecer a imagen de Jesús, lo que el cristiano se pregunta es cuál es aquel pecado que Dios me está diciendo que debo mortificar.

De ahí que la persistencia de dichas desgracias o adversidades dependan del grado de resistencia que pongamos al Espíritu en nosotros.

sábado, 3 de noviembre de 2012

De que el Crecimiento Es de Dentro a Afuera...

Uno de los aspectos más sorprendentes de la Nueva Creación es que a diferencia de la primera, ésta no se produce más allá de lo creado, sino dentro de la Creación misma.

Ahora bien, la primera Creación no fue algo que Dios hizo desde fuera con la finalidad de mantenerla siempre ajena a Sí, sino algo a través de lo cual Dios pretendía expresarse a Sí mismo desde dentro,
20 Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas...
Romanos 1:20a
En efecto, Dios goza de Aseidad y Transcendencia, de modo que se halla más allá de toda Creación, pero da a conocer dichos atributos a través de ella, de Su Inmanencia.

Esto explica el por qué del gradual crecimiento a imagen de Dios que es por el Espíritu se desarrolla no de fuera hacia adentro, sino justo del modo contrario:
Desde dentro hacia afuera.
33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
Mateo 13:33

lunes, 29 de octubre de 2012

De que en lo Primero No Tenemos Parte mientras que en Lo Segundo Sí...

27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
Juan 3:27
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
Romanos 7:15
En otras palabras, que alcanzar la Verdad es infinitamente más sencillo que vivir la Verdad alcanzada.

P.d:
Es cierto que entre todas las cosas que recibimos por Gracia se encuentra la Perseverancia, pero no es menos cierto que en nuestra santificación, nuestra voluntad y esfuerzo, juegan también un papel nada desdeñable...

sábado, 25 de agosto de 2012

De Salud, Enfermedades y Bendiciones...

9 Bástate mi Gracia porque mi Poder en la debilidad se perfecciona.
2 Corintios 12:9
En otras palabras, que mientras tener salud es una gran bendición, una enfermedad santificadora es una bendición muchísimo mayor.

viernes, 27 de julio de 2012

De Theron y Aspasio o, Una Serie de Diálogos y Cartas sobre los Temas Más Importantes e Interesantes...

Extracto del libro,
Esto me recuerda lo que hace mucho tiempo Teodoro replicó a Filocles, el cual a menudo apuntaba que él predicaba doctrinas que tendían a la licenciosidad, porque él se explayaba diligente y frecuentemente sobre la fe de Jesucristo:
'Predico la Salvación por Jesucristo' dijo Teodoro, 'Y permíteme preguntarte si sabes lo que significa Salvación por Jesucristo'.
Filocles empezó a ruborizarse y declinó dar una respuesta.

'No', dijo Teodoro, 'Debes dejar que insista por una respuesta, porque si es la correcta me justificará a mí y a mi conducta, y si es errónea, demostrará que atacas lo que no conoces, y que tienes más motivos para informarte que no para censurar a los demás'.

Esto le desconcertó aún más, por lo que Teodoro prosiguió.
'Salvación por Jesucristo significa liberación de toda culpa, pero también del poder del pecado.
Él se dio a sí mimo por nosotros, para que él pudiera redimirnos de toda iniquidad y de toda conversación vana, así como de la Ira venidera.

Ve ahora Filocles, y di al mundo que al predicar estas doctrinas, promuevo la causa de la licenciosidad, y serás tan racional, sincero, verdadero como si afirmaras que los bomberos, al correr con el aparato y derramar el agua, incendiaron tu casa hasta los cimientos, y redujeron tus muebles a cenizas'.

Ciertamente, tanto la doctrina como la Gracia de la fe son evidentemente e intencionadamente injuriosas tanto a la moralidad del pagano, como a la del fariseo mojigato.
Pero respecto a la verdadera moralidad, la cual forma una parte necesaria de la santidad de los Evangelios, en vez de ser, de algún modo muy pequeño, perniciosa a todo esto, tienden directamente a dicha santidad.
En efecto, y son además los principios necesarios de la santidad.
Antes un fuego puede existir sin el calor, y un cuerpo sólido sin peso que la fe verdadera del Evangelio exista sin la santidad descrita en los Evangelios.

Theron and Aspasio : or, A series of dialogues and letters, upon the most important and interesting subjects, 1755
El libro está disponible on-line so, what are you waiting for?
Go and read it!

domingo, 13 de mayo de 2012

De la Recompensa que Permanece de 1 Corintios 3:14...

11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa
.
1 Corintios 3:11-14
De qué tipo de recompensa está hablando Pablo?
La clave está en la palabra permanecer.

Cierto, una cosa es estudiar pintura o una lengua, y recibir una buena nota una vez finalizados satisfactoriamente dichos estudios.
La recompensa es puntual, concreta y justa, pero limitada en el tiempo.
El gozo es menor, pues no permanece...

Pero infinitamente mayor es la recompensa que es integrada a nosotros al permanecer definitivamente en nosotros.

En otras palabras, mayor que recibir puntualmente una buena nota por haber estudiado provechosamente pintura o un idioma es la recompensa que se obtiene por ser capaz de pintar lo que uno tiene en mente, o leer un texto en la lengua original del autor, pues el gozo de lo segundo -al ser permanente- es infinitamente mayor que el primero.

Esta es la razón por la que Pablo dice más adelante que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Nada que hacemos en Cristo es en vano porque permanecerá, y permanecerá porque será integrado a nosotros.

El fuego del juicio nos revelará nuestro crecimiento en Cristo, de ahí que Juan diga que los que andan en el Amor de Dios tendrán confianza en el juicio porque como es él, así seremos nosotros en este mundo.

En efecto, porque una cosa es recibir una recompensa por haber andado como él anduvo puntualmente en vida, pero infinitamente mayor es la recompensa que se articula de ser definitivamente transformado a imagen de Cristo, pues la recompensa que se desprende de ello es contínua al permanecer en nosotros por toda la eternidad.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...

domingo, 8 de enero de 2012

De Crecimientos, Egoísmos, y nuestro Prójimo en y a través de Jesús...


29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Romanos 8:29
Que como cristiano esté llamado a ser imagen de Jesús no solo significa que debo crecer a imagen del Señor, sino procurar por el crecimiento de mis hermanos.

En efecto, que Jesús derribara toda muro de separación entre blancos y negros, ricos y pobres, hombres y mujeres, sabios e ignorantes, significa que solo podemos encontrar a nuestro prójimo en y a través de Jesús.

Qué quiere decir esto?
Bien, el amor mundano busca -en algunos casos inconscientemente- manipular al prójimo para convertirlo en la imagen de lo que uno cree que el Otro debe ser.
Este es un tipo de amor egoísta, un amor cuyo resultado es el sufrimiento, pues fuerza y no respeta la naturaleza del Otro.

Los padres fuerzan a sus hijos, los amigos a los amigos, las mujeres a sus maridos y estos a sus mujeres... la vida es una lucha por anteponer la idea egoísta de lo que uno cree que el Otro necesita ser y no es.

Sin embargo, el amor del hermano de fe por el hermano -el Amor de Dios- conoce la imagen que el hermano quiere y está llamado a ser -el Mesías- y procura denodadamente por dicho crecimiento, en ocasiones incluso a costa del propio beneficio, justo a imagen de Aquel que antepuso el beneficio de los demás al propio.

Ahora bien, de igual modo que algunas plantas tardan más tiempo en florecer que otras, algunos hermanos tardan más tiempo que otros, y comprender esto es fundamental para no precipitar la madurez de los hermanos, pues forzar el crecimiento del hermano -el cual solo es mediante el Espíritu- nos hace caer en el tipo de amor mundano.

Cierto, pues en ocasiones olvidamos que para que el hermano crezca del modo que Dios quiere, debemos hablar más con Cristo del hermano, que no de Cristo al hermano.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


martes, 24 de mayo de 2011

De 1 Juan 2:12-14, o los Tres Estados de Crecimiento Espiritual del Cristiano...


12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.

13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.

14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

1 Juan 2
Vemos que en este pasaje, Juan nos habla de tres estados de crecimiento espiritual: Niñez, juventud y paternidad.

Ahora bien, la edad que tiene uno no tiene nada que ver con el hecho de pertenecer a uno de estos tres estados.

En efecto, uno puede ser anciano, llevar treinta años en el Evangelio, y ser un niño en Cristo, así como uno puede ser un jovencito, y ser un padre en lo espiritual, de ahí las advertencias de Pablo a Timoteo.

Cuando a uno se le anuncian las Buenas Nuevas, es objeto de regeneración por parte del Espíritu Santo de Dios, uno muere al mundo y renace para Dios como nueva criatura.

Esto significa que todo cristiano renacido es un bebito en Cristo, un bebito que necesita cuidados, ser limpiado, consolado, un bebito lactante, desdentado, que lo deja todo perdido, que apenas puede gatear, y con quien uno debe procurar no enfadarse pues el chiquitín no es autosuficiente y está desconcertado ante la novedades del mundo que le rodea.

Para él todo es nuevo, todo es un peligro, y necesita apoyo y guía constante.

Esta es una de las cosas que muchos predicadores no comprenden.
Predican pues es mandato del Señor, olvidando que sus palabras fueron, Por tanto, id, y haced discípulos de entre todas las naciones.

El discipulado es fundamental, uno no puede ir por ahí dejando a recién nacidos en el Señor como quien planta setas.
Uno debe plantar semillas, es cierto, pero al mismo tiempo debe cuidar de su crecimiento...

Pero decía que cuando uno renace a Dios, es un bebito en Cristo, y como todos los bebés, solo es consciente de sus propias necesidades.

Su relación con Dios se centra en el modo en que éste satisface sus propias necesidades, Gracias Dios por tu Amor, gracias por tus bendiciones, gracias por limpiarme los pañales de pecado, consuélame, levántame, dame, dame, dame...

Su papel es puramente pasivo, no activo,
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su Nombre,
En efecto, su relación con Dios orbita alrededor de sí mismo, del grado en que el Señor cubre sus carencias espirituales e incluso materiales.

De este modo, al bebé le atraen mensajes tales como
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mateo 11

37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Juan 7

2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre...
Génesis 12
Y le atraen porque se orientan directamente hacia sus necesidades, en otras palabras, el bebito ve a Dios y lo espiritual como un medio de satisfacer sus carencias, no como un fin en sí mismo.

Como niños, los bebitos en Cristo juegan en el parque de la vida, y solo recurren a Dios cuando se hacen daño, o viene un niño más grande que él a pegarle.

Entonces, y solo entonces, cuando su mundo se ve alterado, es cuando recurre a papá Dios.
No, no es maldad, no es egoísmo, es inconsciencia de la realidad del mundo, desconocimiento de a qué han sido llamados.

Por esta etapa hemos pasado todos los cristianos, es una etapa mundana donde lo más importante sigue siendo el Yo, donde uno lucha contra el pecado para evitar malos sentimientos, no por aborrecimiento al pecado en sí, donde uno compite con sus hermanos, no busca edificarlos, donde las caídas de su prójimo son victorias, donde la búsqueda del prestigio propio impera...

Sigamos.
La siguiente etapa es descrita por Juan del siguiente modo:
Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno, Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
En esta etapa, el bebito ya ha sido fortalecido y es consciente de sus propias capacidades.

Comprende que una de las promesas del Señor es la de liberarnos de la esclavitud del pecado, comprende que tiene las mismas herramientas de las que dispuso el Señor en vida (Espíritu Santo y una voluntad entregada a Dios), y vive una vida alejada del pecado.

Su campo visual se ha agrandado, va más allá de sí mismo pero todavía no es consciente de la realidad circundante que le rodea, de ahí que permanezca en su trono de inconsciente ego-centrismo.

Remarco lo de inconsciencia pues no hay maldad ni en la niñez ni en la juventud cristiana.

Uno debe pasar por estas etapas, y a ningún hermano que esté en ellas se le debe hacer sentir culpable por ello.

A ninguno.
Dios da el crecimiento apropiado a cada uno, de ahí que unos vayan más rápido, y otros vayamos más lento.

Es cierto que es trágico que haya hermanos que tras treinta años en el Evangelio todavía vayan a gatas buscando defectos en sus hermanos, sintiéndose amenazados por los progresos espirituales de sus hermanos, aferrándose al legalismo, rivalizando en todo, pero es que en todas las iglesias hay ovejas y cabras.

Quien tenga oídos para oír que oiga.

Por último llegamos a la etapa de paternidad,
Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio.
El padre es el que -a imagen del Cristo Dios- busca el beneficio de los demás, no el propio, no busca lo suyo sino lo del Señor, comprende que hay mayor bendición en dar que en recibir, no se agrada a sí mismo y sostiene a los débiles en la fe, y ese largo y maravilloso etcétera que hace que uno vea reflejado al Señor en el hermano...

Pero ojo, evitemos malos entendidos.
No es que el bebito y el jóven pidan y el padre sea autosuficiente.

Todos, absolutamente todos los cristianos no podemos hacer nada sin estar bien aferrados a la viña que es Jesús.

Todos somos y seremos toda la vida, absolutamente dependientes del Espíritu, de la misma manera que el Señor, el asunto es que mientras los bebitos y jóvenes piden bendición con una finalidad de inocencia y miope egoísmo, el padre pide bendición para poder ser de bendición para los demás.

De este modo vemos que la finalidad de las bendiciones es una de los rasgos que diferencia a unos de los otros.

Uno bebe de Cristo para que broten ríos de agua viva, ríos de los cuales puedan beber los demás,
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Juan 7
Uno es hijo de Abraham cuando los demás son benditos en él,
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Génesis 12
Hace años me encontré en You Tube el vídeo de un hermano que se llamaba a sí mismo Adam.
Su reazonamiento era de lo más sencillo: él era Adán pues veía a todos los hombres como sus hijos.

Naïve o espiritualmente maduro?

Ambos, pues cuanto más maduro es uno, de más inocencia se viste.

El Padre es el Nuevo Hombre, el cual crece a imagen de Jesús, la piedra angular sobre la cual todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.

Todos los cristianos hemos sido llamados a ser imagen de Jesús, todos hemos de llegar a ese estado de crecimiento espiritual donde uno comprende su total dependencia de Dios, donde no es una derrota anteponer las necesidades de los demás a la propia, donde no devolver mal por mal no es visto como un acto de cobardía sino de Amor, donde uno procura ser el servidor de todos, agradar solo a Dios no a los hombres, en otras palabras: Donde uno -por el poder del Espíritu en él- anda por el Camino como él anduvo.

Mientras meditáis en todo esto, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


lunes, 18 de abril de 2011

De que la Justificación No Es la Infusión de Santidad en el Impío, tal como Sostiene el Catolicismo, sino una Declaración Judicial de Dios... (2)


Decíamos en la primera parte que el romanismo confunde Justificación con Santificación, a pesar de que la Palabra establece una clara distinción entre un hecho y el otro.

Veamos por ejemplo,
11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
1 Corintios 6
Pablo menciona tres hechos distintos entre ellos, ser lavado, ser santificado y ser justificado, de lo que se colige que ser justificado tiene que ser algo distinto a ser lavado, y ser santificado.

El mismo contraste establece Pablo unos cuantos capítulos antes,
30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
1 Corintios 1
De nuevo estamos ante hechos distintos, pues ser redimido es distinto a ser justificado, ser santificado es distinto a alcanzar sabiduría, etc...

No obstante, en la primera parte vimos que Justificación aludía a la no imputación sobre el creyente de los pecados cometidos en vida, no a la adquisición (infusión) gradual de santidad en dicho creyente,
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

2 Bienaventurado el hombre a quien YHWH no culpa de iniquidad,

Salmo 32
El pecado se comete, no obstante el creyente es absuelto de culpa pues dicho pecado es cubierto por la muerte de un sustituto: el Mesías.

Si no imputar pecado sobre el creyente, fuera lo mismo que la infusión gradual de justicia, la imputación de pecado sería lo mismo que la infusión de culpabilidad.

No obstante, eso obviamente no es así, pues nuestros pecados cayeron sobre el Cristo en la cruz, no de manera gradual y prolongada en el tiempo.

Ahora bien, a menudo el apologeta católico, con el fin de demostrar que la justificación es gradual, además de obviar todo lo explicado hasta ahora, cita Isaías 53:11,
11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
La base que sostiene dicho argumento es la noción de que justificación debe ser infusión gradual de santidad, pues el conocimiento de Cristo alude a la santificación.

A medida que uno ahonda en las cosas de Dios, a medida que uno profundiza en su relación con Dios, va avanzando en santidad.

Y eso es cierto, pero el texto no nos habla de eso.

El texto nos habla de la fe.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Romanos 10
Sin conocimiento de la buena nueva, no puede haber fe pues esta viene a través de lo que Pablo llama, la locura de la predicación
Esta es la razón de que el Señor dijera,
3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;

8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

Juan 17
Y sobretodo de ahí que sea mediante la fe cómo uno es justificado, es decir, la fe es la manera que que uno es absuelto de su pecado, es declarado Justo,
1 Justificados, pues, por fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
Romanos 5
Isaías nos habla de la fe, del conocimiento de la Verdad del Evangelio.

Asimismo nos explica que la manera en que el Siervo justificará a muchos será mediante el conocimiento de él, e inmediatamente después nos da la clave de qué significa eso: llevará las iniquidades de ellos.

Al cargar con nuestras iniquidades, el Siervo libera a aquellos que por consiguiente justificará, de la culpa y castigo que merecen.

Es de ese modo en que aquellos que son liberados de las propias iniquidades, son justificados, pues una cosa es consecuencia de la otra.

Si hay iniquidad en mí, por mucho que avance en el conocimiento del Señor, seguiré siendo impuro.

Pero vemos que el Siervo es la propiciación por los pecados de su pueblo, (y por la rebelión de mi pueblo fue herido ), es el sustituto por cuyos méritos somos declarados Justos, es decir, mediante su sacrificio sustitutivo somos absueltos de la condena que nuestras iniquidades exigen.

El Siervo justificará a muchos pues será la justicia de dicho Siervo, (nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca) la que se imputará sobre los justificados.

Ahora bien, otro texto que el romanismo blande para defender la noción de justificación gradual por infusión, es Apocalipsis 22:11,
11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
El católico afirma que este pasaje muestra que ser justo no puede significar ser absuelto de culpa de pecado, pues se demuestra que la justificación tiene lugar cada día, es decir, el susodicho ve en este texto una descripción de la justificación por infusión.

Sinceramente, creo que el texto dice justo lo contrario.

El texto nos dice que el que es Justo debe actuar de acuerdo a dicha justicia, tal como nos indica igualmente Juan,
7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
1 Juan 3
Eres Justo?

Obra de acuerdo a tu justicia, es decir, actúa en consecuencia.

Eso es lo que dice el texto, no que se deba avanzar y perseverar hasta alcanzar una justicia total que todavía no se tiene.

De hecho, esta es la razón de que uno pueda santificarse, pues sin justificación, no puede haber santificación.

Por otro lado, este texto en realidad es un argumento a favor de la lectura reformada pues establece un claro contraste entre la justificación y la santificación,
el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía
Apocalipsis 22:11 nos dice que el que haya sido absuelto de su pecado, debe actuar de acuerdo a su nueva naturaleza, y que asimismo, el que ha sido apartado para Dios, debe avanzar en santidad y dejar atrás su vieja naturaleza.

Hay mucho más que decir, pero me temo que lo tendré que hacer en una próxima entrada.

Mientras meditáis en todo esto, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor jesucristo...


domingo, 17 de abril de 2011

De que la Justificación No Es la Infusión de Santidad en el Impío, tal como Sostiene el Catolicismo, sino una Declaración Judicial de Dios... (1)


Lo primero que uno percibe cuando lee a apologetas del catolicismo, es que se ve el término Justificación, como un sinónimo de arrepentimiento, santificación, o incluso de infusión de santidad.

En esta serie de entradas veremos por qué no es así, veremos que la justificación pertenece exclusivamente a Dios, que Él es su autor, su causa e incluso su finalidad.

Empecemos.

El romano está de acuerdo en que, en ocasiones, el término Justificación alude a la absolución del pecador por sus pecados, sin embargo, el susodicho nunca estará de acuerdo en que la justificación tenga que ver con un simple acto judicial, una declaración formal de Dios.

Para el romano, la justificación no es nada más que la infusión de la santidad de Dios en el creyente, es un proceso que transforma al creyente de impío en Justo.

Me pregunta una hermana que no acaba de entender eso de Infusión de santidad.
La manera de describirlo sería mediante el ejemplo de alguien que sufre anemia.

Al paciente se le administran vitaminas hasta que gradualmente se recupera.

Infusión no alude a un hecho puntual, sino progresivo.

En otras palabras, el romanismo confunde Justificación con Santificación.

De este modo ellos hablan de dos Justificaciones, a saber.

La primera tiene lugar cuando el creyente pasa del estado de hombre caído, al de regenerado, mientras que la segunda alude a lo que nosotros conocemos como santificación: el moldeado -por obra del Espíritu Santo- del carácter del creyente a imagen de Jesucristo, un moldeado que dura toda la vida.

El romano niega que el hombre sea Justo por fe, pues confunde ser Justo con ser Santo, sin darse cuenta que una cosa es consecuencia de la otra.

Sea como sea, en ningún lugar de la Escritura, Justificar tiene el significado defendido por Roma, sino el de absolución absoluta de la condena por los pecados.

Veamos esto en la Palabra,
1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable.
Deuteronomio 25
Exacto, absolver es claramente antónimo de condenar, es decir, se trata de un acto judicial.
15 El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a YHWH
.
Proverbios 17
Nada en dichos textos indican que dicha absolución sea progresiva, nada de una pastilla de vitaminas hoy, y otra mañana...

En efecto, y encontramos la misma oposición Absolución-Condenación cuando la palabra justificar se emplea en referencia a Dios,
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

34 ¿Quién es el que condenará?

Romanos 8
Justificar es absolver de un cargo, no transformar al indivíduo hacia una progresiva declaración de justedad.

Si leemos con detenimiento Romanos 3:19-28, así como todo el capítulo siguiente, veremos que Pablo no nos está diciendo que el hombre es justificado mediante un proceso de progresiva y gradual transformación, ni tampoco que dicho proceso vaya acompañado de la infusión de santidad en el creyente.

Al contrario, Pablo nos muestra cómo el creyente ha sido juzgado, absuelto y recibido el don de vida eterna.

En efecto, en dichos pasajes vemos a un hombre reo de condena,
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Romanos 3

Que contrasta con un hombre absuelto de dicha condena no como respuesta/pago por su obrar,
6 Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
Romanos 4
... y esto tendría que hacer reflexionar al católico que sabe que en la santificación el obrar es fundamental.

No obstante, la Palabra nos indica de contínuo que es por fe como el hombre es declarado Justo, no mediante las obras fruto de esa fe.
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.

Romanos 3
Al mismo tiempo, Pablo nos muestra la incapacidad de la Ley para justificar al hombre, pues en realidad la Ley no fue entregada para dar vida sino para manifestar el pecado en el ser humano,
20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado ;
Romanos 3
No obstante, al mismo tiempo Pablo explica que somos redimidos de la condena de la Ley mediante el cumplimiento del Cristo de dicha Ley, cuya justicia es imputada -no sobre el que obra- sino sobre el que cree.
24 siendo justificados gratuitamente por su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.

28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

Romanos 3
Uno no recibe perdón por sus pecados, ni el don de vida eterna como justa retribución o consecuencia de una santificación arduamente trabajada a lo largo de la vida, sino por algo muy distinto y ajeno al hombre.

En otras palabras, uno es absuelto de la condena que demanda la comisión de dichos pecados, por la imputación/aplicación de la justicia de Jesús -su vida sin pecado en observación de la Ley de Dios- que él ganó por y para nosotros.

Justificación no es un proceso transformador, es una declaración judicial efectiva en favor del creyente.

Solo de esta manera tienen sentido todos aquellos textos que nos hablan de pecados no imputados sobre el hombre, de pecados cubiertos, de olvido y perdón de pecados.
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

2 Bienaventurado el hombre a quien YHWH no culpa de iniquidad,

Salmo 32

25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
Isaías 43

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a YHWH; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHWH; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Jeremías 31
La Palabra nos habla contínuamente de declaraciones formales, de actos judiciales concretos en el tiempo, pero jamás de procesos graduales en los que el obrar tenga papel alguno.

Es más, la Palabra establece un claro contraste entre santificación y justificación, tal como veremos en la próxima entrada.

Mientras tanto, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


martes, 5 de abril de 2011

De Malaquías 3 o, la Santificación en el Cristiano...


En Malaquías 3 leemos,
1 He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho YHWH de los ejércitos.

2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a YHWH ofrenda en justicia.
Pregúntale a un herrero cómo se afina el oro, cómo se limpia de impurezas la plata y te responderá pacientemente que se tiene que calentar la pieza en el fuego del horno, sacarla cuando esté al rojo vivo, golpearla con fuerza para así eliminar las impurezas del metal, y repetir esto hasta que dicho metal esté limpio.

Fuego, golpes, fuego, golpes....

Cuándo sabrá el herrero que el metal está limpio?
Cuando se vea reflejado en él.

Cuando el cristiano recibe el Espíritu Santo, empieza el proceso de santificación -el moldeado de su carácter a imagen de Jesús- un proceso que dura toda la vida del creyente.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Romanos 8
Pero la manera que Dios nos limpia de nuestras impurezas, de los restos de nuestro viejo Yo que no han muerto al mundo, es mediante el sufrimiento, las tribulaciones.

El autor de Hebreos nos habla de esto con prístina claridad,
5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por Él;

6 Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.

7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de Su Santidad.

11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Hebreos 12
Decía John Piper, Espero que no os enfadéis contra Dios por la manera que ha elegido de santificarnos...

Espero lo mismo.

En efecto, si eres orgulloso, Dios hará que pases por las circunstancias necesarias para que abandones tu orgullo.
Si para ti es muy importante el dinero, Dios hará que pases por las circunstancias necesarias para que abandones tu estupidez, etc...
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Juan 15
Es agradable?
No, es duro, aunque el grado de dureza será inversamente proporcional a la testarudez con que nos resistamos a abandonar los vicios de nuestro viejo Yo.

Hasta cuándo durará dicha disciplina?

Hasta que cada vez que alguien te mire, pueda ver a Jesús reflejado en ti.

Fuego, golpes, fuego, golpes...

Mientras meditáis en todo ello, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


domingo, 23 de enero de 2011

De Cómo un Versículo que Nos Habla de la Santificación, Se Emplea para Hablar de Expiación y Nos Liamos...


Ayer mismo un hermano me comentó que en un blog católico, había leído 1 Juan 3:3 entre los versículos que demostraban la efectividad expiatoria de las penitencias católicas.

En esta entrada demostraremos el por qué del error de esa exégesis,
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
1 Juan 3:3
La frase que debe haber despistado al autor del blog católico tiene que haber sido se purifica a sí mismo.

Vayamos tirando del hilo poco a poco.
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él...
Bien, de qué esperanza nos habla Juan?

Hmm, vayamos al contexto inmediato que precede al tercer versículo,
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Lo primero que vemos es que dicho contexto no alude para nada a expiaciones, ni al pecado.

Esto solo es suficiente para sospechar de la mala exégesis del susodicho católico.

Pero decía, de qué esperanza nos habla Juan?

De la segunda venida de Jesús, y de que cuando venga, su Espíritu ya nos habrá transformado a imagen suya.

En efecto, el versículo que el tipo católico había interpretado como expiatorio es, en realidad, un versículo que nos habla de la santificación, es decir, el proceso de moldeamiento a imagen de Jesús que todo receptor del Espíritu Santo experimenta a lo largo de su vida.

Veamos cómo se nos explica esto en el versiculo anterior al que nos ocupa,
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Ahora somos hijos de Dios, dice Juan.
En efecto, y cómo recibe uno la adopción de Dios Padre?

Por fe.
Recordáis cómo el mismo Juan nos habla de esto en su Evangelio?
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Juan 1
Ahora bien, todo aquel que recibe el don de la fe, lo recibe por la acción del Espíritu Santo en él.

Y cuál es una de las funciones del Espíritu Santo?

La de moldear al creyente a imagen de Jesús,
18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
2 Corintios 3

29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Romanos 8
Exacto, y eso es justo lo que nos está diciendo Juan en el segundo versículo que hemos visto.
Y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él
Y cómo se relaciona esto con el versículo siguiente?

Directamente.

La acción del Espíritu Santo nos purifica, no de nuestros pecados, nos purifica en el sentido que nos limpia de nuestro viejo Yo,
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

Juan 15
Como he dicho al principio, la santificación es un proceso constante y progresivo que se desarrolla a lo largo de la vida del creyente, un proceso en el cual el ser humano -a diferencia de la Salvación la cual es por Gracia- sí tiene un papel.

Y es que hemos de entender que Dios acaba lo que empieza, que la Salvación es un lote que incluye nuestra santificación, hemos de entender que entre las muchas gracias que uno recibe en Cristo Jesús, está la de la recepción del Espíritu Santo que nos faculta para resistir al pecado.
Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención,
1 Corintios 1:30
Por tanto, la idea que no hemos de perder de vista es que la acción del Espíritu Santo en el creyente, le transforma a imagen de Jesús de manera definitiva,
se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Esta es la razón por la cual Jesús nos dice que por sus frutos les conoceréis, pues todo aquel que está en Cristo, nueva criatura es, y las nuevas criaturas no pueden evitar andar de acuerdo a su nueva naturaleza,
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

Mateo 7
No es que uno para salvarse deba hacer buenas obras, es que cuando uno ha sido salvo por fe, y ha recibido el Espíritu Santo, su vida da fruto.

Qué frutos?

Los del Espíritu.

Si alguien después de diez, veinte o treinta años en el Evangelio, sigue siendo rencoroso, egoísta, envidioso, si busca el reconocimiento de los que le rodean al utilizar la excusa de Dios para dárselas de santito, si le encanta corregir a los hermanos pero no acepta corrección, si...

Entonces uno debería poner en duda su Salvación, pues su vida no da el fruto que Dios quiere.

Ahora bien, una vez visto todo esto, parafraseemos con nuestras propias palabras, el segundo y tercer versículo de 1 Juan 3,
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Hmm, empecemos con el segundo...

Queridos hermanos, aunque por fe ya seamos hijos de Dios, todavía no hemos llegado a aquello a lo que estamos llamados a ser, todavía no nos hemos deshecho de los viejos ropajes de nuestro antiguo Yo, y nos dejamos arrastrar más por lo carnal que por lo espiritual.
No obstante, nuestra fe nos da la certeza que cuando el Señor venga, el Espíritu Santo que hace que tengamos esta esperanza, nos habrá transformado por fin, a imagen del mismo Señor que nos ha dado todo esto.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Y ahora el tercero...

Todos los que tenemos fe en el Señor, todos los que sin haberle visto le queremos, todos los que vemos que amamos lo que Dios ama y aborrecemos lo que el Señor aborrece, todos los que a diario luchamos para que el viejo Yo mengüe y el Señor crezca en nosotros, todos los que tenemos esta esperanza que solo da la fe, y fe que solo da el Señor, todos estos, decía, nos purificamos de las inmundicias de nuestro viejo Yo, dejándolo atrás clavado en la cruz, y vamos avanzando en santidad para ser imagen de Jesús.

Ok, no ha sido la mejor paráfrasis del mundo, por eso animo a que cada uno pruebe la suya.

Sea como sea, mientras meditáis en todo esto, dad gracias a Dios en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...


domingo, 14 de noviembre de 2010

De Por Qué Colosenses 1:24 No Es un Argumento Católico

Uno de los versículos que más repiten los católicos para defender la insuficiencia del sacrificio de Jesús en la cruz es Colosenses 1:24,
24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
Una lectura superficial de dicho versículo, hace que el católico encuentre justificación en sus sacramentos, no obstante, como demostraré en esta entrada con ayuda de Dios, dicho versículo no es nada más que una descontextualización más dentro del argumentario católico.

En efecto, porque lo primero que hemos de tener claro es que si Pablo está diciendo que el sacrificio de Jesús en la cruz no fue suficiente para redimir a su pueblo, y que hemos de obrar para alcanzar la Salvación...

Estamos ante un problema.

Por qué?
Porque la Biblia nos deja claro, por un lado, la absoluta suficiencia del sacrificio de Jesús en la cruz, y por el otro, que la Salvación es por Gracia, no por obras.

De ello he hablado en entradas anteriores.
Recomiendo una lectura de aquellas que se encuentran bajo las etiquetas de Efesios, las de la serie titulada De Cuáles Son los Errores del Catolicismo a la Hora de Definir qué Es la Justificación, y sobretodo la entrada titulada De Hebreos 10:14, ya Sabes, de que con Un Sacrificio Hizo Perfectos para Siempre a los que Está Santificando o, Nada de Penitencias, para entender por qué no puede ser que Pablo nos esté hablando de la necesidad de un contínuo obrar para completar la insuficiencia del sacrificio expiatorio de Jesús.

Por tanto, de que nos está hablando Pablo?

Como siempre, hemos de ir al contexto de la carta a los colosenses.

En efecto, el propósito de dicha carta es combatir la herejía de Colosas, una herejía que -entre otras cosas- sobrevaloraba a los ángeles, minusvalorando consecuentemente a Jesús, de ahí que uno de los objetivos de Pablo sea el de recalcar el papel preeminente de Jesús en el Plan de Dios.

No es irónico que sea precisamente de una carta a través de la cual Pablo quiere mostrar la absoluta supremacía de Cristo, de donde han tomado el catolicismo argumentos para defender la insuficiencia del sacrificio de Jesús?

Cierto, es irónico.
Y trágico.

Pero volvamos al tema.
Si leemos dicha carta, comprobamos de inmediato el propósito de Pablo a la hora de demostrar la absoluta supremacía de Jesús,
8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

9 Porque en él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente,

10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad
.
Nada de adorar ángeles, dice Pablo, pues Dios los creó mediante Jesús, nada de insuficiencias, pues Jesús reconcilió el mundo mediante su sacrificio, el mundo es cristocéntrico, afirma Pablo una y otra vez a lo largo de esta epístola.

Así pues, de qué nos está hablando Pablo en 1:24?

De santificación, no de justificación, pues esta última es realizada exclusivamente por Dios.

Los cristianos somos justificados por Gracia mediante la fe, no por nuestras obras, pues Dios planeó que fuera así para garantizar la promesa a los de la fe.

Es decir, en nuestra justificación, el obrar no tiene papel alguno, no obstante, en nuestra santifcación, el obrar tiene un papel fundamental.

La santificación es el proceso que se desarrolla a lo largo de la vida del creyente mediante el cual, el Espíritu Santo que mora en él, va moldeando su carácter a imagen de Cristo.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Romanos 8
En la santificación, es necesario obrar y -con la ayuda de Dios que mora en nosotros- vencer las tentaciones, despojarnos de los viejos ropajes de nuestra pasada naturaleza, y avanzar en el conocimiento de nuestro Creador.

Es el Espíritu Santo que mora en nosotros el que produce en nosotros tanto el querer como el hacer, pues es la garantía de nuestra redención final, de nuestra Salvación,
6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Ahá, todavía no he contestado a la pregunta de qué nos está hablando Pablo.

Pablo nos está hablando de su propia santificación.

Leamos de nuevo el versículo, y enmarquémoslo en el contexto,
24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
Pablo les está diciendo, todas mis luchas, todos mis sufrimientos, en realidad me producen alegría (Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros), pues son necesarios para dar fruto.
16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
2 Corintios 4
Este fruto es el abandono de la vieja naturaleza que me tenía esclavizado, es el moldeamiento de mi carácter a imagen de Jesús (y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo), es decir, completo en mí aquello que me falta para ser imagen de Jesús.

Como hemos visto en la cita de Romanos 8:29, los cristianos estamos llamados a ser imagen de Jesús,
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Gálatas 4

10 a fin de conocerle, (A Jesús) y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,
Filipenses 3
Esta idea -el llamado a perseverar hasta ser imagen de Jesús por medio del Espíritu Santo- es corroborado unos pocos versículos más adelante cuando dice,
26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,

27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,


[...]

29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
En efecto, Pablo nos está hablando de su ministerio para con los gentiles, anunciar a Jesús morando en los creyentes.

Y de qué manera lleva adelante Pablo dicho ministerio?

Mediante el poder de Cristo -el Espíritu Santo- en él.

Esto -la recepción del Espíritu Santo en el pueblo de Dios- es descrito por Pablo como un misterio, un mysterion, lo cual es una palabra que describe a todo designio de Dios que hasta el momento había sido mantenido oculto por Dios, pero que es revelado en este tiempo.

El contexto inmediato no nos habla de Justificación, nos habla de santificación, de cómo obra Pablo su ministerio, del Espíritu Santo que mora en todo creyente, y de la transformación que este misterio -Cristo en nosotros- produce en todo cristiano.

En el capítulo tercero de esta misma carta, Pablo repite todo lo que hemos visto, fijaos:
5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

[...]

7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.

8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

9 No os mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
Pablo les dice, aquello ya ha pasado, sois salvos e hijos de Dios, por tanto, actuad en consecuencia, es decir, no haced y haced para ser salvos, sino, ya que sois salvos, actuad en consecuencia pues ahora Dios -mediante Su Espíritu- os ha capacitado para ello.

Sois nuevas criaturas y las nuevas criaturas actúan en consecuencia, y andan como Jesús anduvo
10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,.
Colosenses 3
De ahí que Pablo les deje claro a los colosenses que es Dios que mora en ellos, quien les está transformando
10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;

11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;
En resumen, Pablo no nos está hablando en Colosenses 1:24 que él deba sufrir para completar el insuficiente sacricio de Jesús, no nos está diciendo que él debía obrar para ser salvo, lo que simplemente nos está diciendo es que a través de los sufrimientos que le causan el tener que llevar el Evangelio por el mundo, él va moldeando su carácter a imagen de su Creador, es decir, va santificándose.

Mientras meditais en todo ello, dad gracias a Dios Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...