Ahá, no es la primera vez que hablo de esto, pero el tema lo amerita.
Anoche mismo leía una exégesis de Apocalipsis 14:12 donde se cometía el antes mencionado error.
12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.Cierto, el pasaje no dice que para ser santo uno debe guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, sino que los santos de Dios se caracterizan porque guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, lo cual es muy distinto.
Apocalipsis 14:12
En otras palabras, no es que para que uno pueda estar enamorado debe anteponer el bien de su amada sobre el propio, sino que el hombre enamorado es aquel que antepone el bien de su amada sobre el propio.
El efecto se articula de la causa, no la causa del efecto.
Ser capaz de diferenciar entre lo descriptivo y lo imperativo condiciona nuestra vida cristina, pues solo al calibrar la Palabra del modo correcto, podremos entender que nuestras acciones fluyen a causa del indicativo que es Jesús en nosotros la esperanza de Gloria.
Ahora bien, Dios nos revela que hay dos tipos de seres humanos: los bipartitos y los tripartitos.
Los bipartitos son los que tienen cuerpo y alma, están unidos a Adan y están por tanto, en la carne.
Son el viejo hombre.
Los tripartitos por el contrario, son aquellos que tienen cuerpo, alma y han recibido el Espíritu Santo de Dios, están unidos al Segundo Adan y están por tanto, en el Espíritu.
Son la Nueva Creación que anuncia la que vendrá.
Cada hombre estará guiado por un principio diferente, por un apetito diferente.
Los primeros se alimentarán de lo mundano, lo religioso, es decir, la apariencia, los segundos por lo espiritual, es decir, la esencia.
De este modo, cada naturaleza lee la Palabra de un modo diferente.
La mente bipartita leerá los indicativos como caminos para alcanzar lo espiritual al partir del esfuerzo personal.
Trabaja por hacer X y alcanzarás X.
La mente tripartita ha recibido revelación de su incapacidad, de su impotencia para avanzar en el terreno de lo espiritual, es consciente de su continuo fracaso y ha aprendido a andar en la Gracia, de ahí que lea los indicativos como tales, y pida Gracia para ajustarse a ellos.
Es decir, ha comprendido que uno debe orar no para que Dios haga su voluntad, sino para que él pueda hacer la Suya.
Ahora bien, no es cierto que la Palabra está llena de imperativos?
Es cierto.
Por tanto, cómo distinguir uno de otro?
Uno se distingue del otro tan pronto uno entiende que uno faculta el otro.
Es decir, se nos ordena perdonar a nuestros enemigos -imperativo- porque somos hijos de un indicativo: Éramos enemigos de Dios y Él nos ha perdonado en Cristo.
En otras palabras, que tal como hemos sido perdonados, hemos de perdonar.
Este es el modo correcto de leer el imperativo, el bipartito es creer que para ser perdonado uno debe perdonar a sus enemigos, pues eso nos lleva a la cultura del mérito, y todo mérito anula la Gracia.
Por tanto, cuáles son esos indicativos?
Son los siguientes:
- El hecho de vivir en la fe.
- El hecho de andar en la fe.
- El hecho de obrar en fe por/mediante el Amor.
- El hecho de vencer al mundo mediante la fe.
- Andar en el Señor arraigados y sobreedificados en él.
- El hecho de estar crucificado con Jesús de modo que ya no vivimos nosotros sino él en nosotros.
- El hecho de estar fortalecidos en Jesús y en el poder de su fuerza (que es debilidad para el mundo).
- El hecho de ser conciente de que uno no obra por su competencia sino mediante la Gracia de Dios que es con uno.
- El hecho de conocer al Señor Jesús, el poder de su resurrección de entre los muertos -arrepentimiento diario-, poder compartir sus sufrimientos para así ser moldeado a su imagen, ser conscient de la propia debilidad para así avanzar al conocimiento pleno.
- El hecho de... Etc.
De este modo, si analizamos cualquiera de los imperativos neotestamentario, veremos que ninguno de ellos es independiente de un indicativo que no se encuentre entrelazado a Jesús, pues en caso contrario no estaríamos en el Segundo Adan.
En efecto, mediante expresiones tales como andar en el Espiritu para estar libres de la ley del pecado, para que así la justicia de la ley se cumpla en nosotros a través del Espíritu, y podamos mortificar las obras de la carne, etc, lo que se nos está diciendo no solo es que debamos practicar la santidad, sino el modo de hacerlo adecuadamente, pues cada naturaleza tiene distintas herramientas, unas mundanas y fruto de la propia voluntad, y otras espirituales y resultado de la Vida de Dios en el alma del hombre.
Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias por todo a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.
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