16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.Cuando escuchamos que Jesús puso su vida por nosotros, lo primero que pensamos es en un madero y unos cuantos clavos, sin darnos cuenta de la definición que Juan da de dicha expresión.
1 Juan 1:16
En efecto, Juan no describe el hecho de poner la vida por un hermano viacrucísticamente, sino de un modo bastante diferente,
17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?Juan nos dice que pongamos la vida por los hermanos al seguir el ejemplo de Jesús, e inmediatamente después aclara que esto comporta ayudar al hermano necesitado, es decir, anteponer la necesidad del hermano a la propia.
18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
1 Juan 3:17-18
Qué tiene que ver esto con la muerte personal?
Mucho.
Cuando anteponemos la necesidad ajena a la comodidad propia, matamos al Ego, o mejor dicho, el Amor de Dios que mora en nosotros mortifica nuestro Ego, nuestro egoísmo/egocentrismo natural.
Eso nos hace volver a mirar a cómo Jesús puso su vida por nosotros, lo cual nos hace mirar el tiempo que precedió el Gólgota.
Cierto, el suplicio en un madero es la consecuencia lógica de haber puesto su vida por nosotros cada día, es el resultado progresivo de una vida en continua negación de uno mismo por el bien de los demás,
45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.Jesús, por lo que sufrió, aprendió obediencia, es decir, su vida fue un constante y gradual perfeccionamiento de obediencia mediante el sufrimiento, mediante la negación de la propia voluntad por amor de la del Dios que le envía a redimir a un pueblo.
Marcos 10:45
Jesús puso su vida por nosotros cuando siendo niño se sujetó a sus padres, cuando cumplió toda justicia en su bautizo, cuando comió con los despreciados sociales, tocó los intocables, perdonó a las imperdonables, sanó a quien nada merecía, reveló la Verdad a quienes no estaban dispuestos a seguirle, volvió la otra mejilla a quienes le golpeaban, oró por sus enemigos, y ese largo etc llamado el Camino...
Y es este tipo de muerte diaria aquello a lo que hemos sido llamados, y es esta pequeña muerte como Dios es glorificado en nuestras vidas, pues una entrega así solo puede llevarse a cabo si el Amor de Dios mora en nosotros, es decir, si somos empujados por el mismo Espíritu que impulsó a Jesús a no buscar lo suyo propio sino lo de Dios.
Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...
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