A finales del siglo I o principios del II, Ignacio escribió,
Ya que, también, no hay nada más que un Ser no engendrado, Dios, el Padre, y un unigénito, Dios, la Palabra y hombre, y un sólo Consolador, el Espíritu de Verdad, y una sola predicación, una sola fe, un solo bautismo.
Epístola a los Filadelfianos, Cap IV
Hay un Médico que poseyó carne y Espíritu, que fue hecho y no hecho, Dios en carne, verdadera Vida en la muerte, de María y de Dios, primero pasible y después impasible, Jesucristo nuestro Señor.
Epístola a los Efesios, Cap. VII
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