Dios ha muerto.Dios murió, y nosotros le matamos, pues si nuestro pecado no hubiera caído sobre Jesús el Señor seguiría vivo, de ahí que no haya agua que nos limpie de pecado alguno.
Dios sigue muerto, y nosotros lo hemos matado.
¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos?
El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros?
¿Qué agua nos limpiará?
Nietzsche, la Gaya Ciencia
No agua.
Sólo sangre.
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7
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