Tiempo atrás, un juez turco invitó al anciano Ieronymos a su mansión, y al poco de conversar le preguntó lo siguiente:Y eso es por Gracia, a través del arrepentimiento, y fe en el sacrificio de Jesús entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.
Soy musulmán, pero de mi sueldo, me quedo estrictamente con lo necesario para mi família, y el resto lo doy a caridad.
Ayudo a las viudas, a los huérfanos y los pobres, asisto a los enfermos, ayuno a menudo, oro fielmente, e intento ser coherente con mi fe.
Cuando juzgo, procuro ser imparcial, no acepto sobornos de ningún tipo, ni me dejo influenciar por nadie, por muy alta que sea su posición.
Cree que todo esto que hago me permitirá ir al Paraíso del que habláis los cristianos..?
A la mente de Ieronymos le vino en seguida la historia del centurión Cornelio, pues vio el claro paralelismo entre el justo Cornelio, y el bienintencionado juez, y pensó que debía dar testimonio de su fe.
Dígame Su Señoría, tiene usted hijos?
- Sí por supuesto.
- Tiene sirvientes?
- También...
- Quién obedece mejor sus órdenes, sus sirvientes o sus hijos?
- Mis sirvientes, porque a causa de la confianza que me tienen mis hijos, me desobedecen contínuamente.
- Dígame Su Señoría, cuando muera quién heredará sus propiedades, sus hijos que tanto le desobedecen, o sus buenos y obedientes sirvientes?
- Mis hijos claro, solo ellos tiene derecho a herencia.
- Todo lo bueno que haga Su Señoría será bienvenido, pero le coloca en la categoría de Sirviente.
Si usted quiere heredar la vida eterna, debe recibir la adopción de Dios.. .
Y amén!
1 comentario:
Muy buen paralelismo, pero me quedo con un sentimiento medio amargo mirando mis propias desobediencias!
Que Dios me ayude a ser mas obediente.
Saludines desde Chiiile
Vivi
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