Pero lo que inmediatamente me llamó la antención es que tal vez estuviera ante el texto -aparte de la Biblia- más antiguo que refutaba el dogma de la inmaculada concepción de María, la madre del Señor.
Cómo debería llamar extraño a nosotros a aquel que es de nosotros?San Efrén nos presenta a una María redimida y nacida de nuevo, lo cual nos lleva a preguntarnos que si María era sin pecado tal como sostiene dicho dogma, qué necesidad tenía de redención y nacer de nuevo...?
Debería llamarte Hijo?
Debería llamarte hermano?
Marido debería llamarte?
Señor debería llamarte, o niño que dio a Su madre un segundo nacimiento de entre las aguas?
Porque soy tu hermana, de la Casa de David nuestro padre.
De nuevo, soy Tu madre por concepción, y Tu esposa por Tu santificación, Tu sirvienta y Tu hermana por la sangre y las aguas por las que me redimiste y bautizaste.
El Hijo del Altísimo vino y moró en mí, y yo fui Su madre, y como por un segundo nacimiento yo le engendré, él me engendró por un segundo nacimiento, porque Él puso los ropajes de Su madre, ella vistió su cuerpo de Su Gloria,
Este texto del siglo IV d.c. demuestra una de las tesis protestantes a saber, que el dogma de la inmaculada concepción era absolutamente desconocido entre los Padres de la Iglesia.
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