5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros'.Mientras nos veamos como una congregación, no seremos nada más que eso, pues no merecemos otra cosa.
Romanos 12:5
Y esto es genial para algunos, pues tampoco esperan otra cosa.
Algo así como la gente que va al cine, pues nadie va al cine para escuchar al de al lado, ni confortarle, ni mucho menos ayudarle.
Vamos al cine para entretenernos, y si el espectáculo -sermón, música, etc- nos gusta, la semana siguiente volvemos a comprar otra entrada.
Lo mejor es que nadie te molesta, y lo peor es el por qué:
A nadie le importas lo más mínimo...
Y eso era la Asamblea de Israel, una congregación de desconocidos, igual que en muchas de nuestras iglesias:
Espectáculo maravilloso, sermón genial, pero sin conocimiento verdadero del de al lado.
Ah, pero nosotros somos llamados a otra cosa: Ser Cuerpo.
Y eso es lo que nos asusta, pues nadie nos ha enseñado lo que quiere decir.
Por eso vamos probando a ver qué resulta, y lo primero que hacemos es procurar estar mucho tiempo juntos para conocernos mejor.
Pero eso es tan sensato como creer que para que mis dedos funcionen como deben, debo apretar el puño para que los deditos estén bien juntitos...
Por tanto, cómo es que mis puños no se golpean uno al otro sino que cooperan al unísono?
Porque ellos -al igual que cada uno del resto de mis miembros- están conectados interiormente a la Cabeza.
Y esto que parece tan sencillo, es un problema enorme, pues la mayoría de los congregantes que se creen Cuerpo, piensan que son cabeza...
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