14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.Reflexión 1:
Mateo 27:14
Lo que dejó perplejo a Pilato no fueron las palabras de Jesús sino su silencio, el cual se mostró encriptado para el romano, porque la única manera de interpretar nuestros silencios es a la Luz de nuestras palabras.
37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.Reflexión 2:
Juan 18
Para preservar el orden, Pilato quiere mantener el problema como un asunto interno judío, no romano, y mucho menos personal.
Y aunque el problema entre el romano y el galileo es espiritual, no político, Jesús da la vuelta al interrogatorio y le muestra que el Reino que Jesús confronta no tiene nada que ver con gobierno terreno alguno, sino con el Gobierno/Reino de Dios en el corazón de todo hombre.
Y lo que para el romano era aparentemente un asunto lejano, Jesús lo hace cercano.
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