Si no somos nuestros y pertenecemos al Señor, debemos huir de aquellas cosas que le desagradan y encauzar nuestras obras y nuestros hechos a todo aquello que Él aprueba.
Basándonos en el hecho de que no nos pertenecemos, tendríamos que aceptar que ni nuestra razón ni nuestra voluntad deberían guiamos en nuestros pensamientos y acciones.
Si no somos nuestros, no hemos de buscar satisfacer los apetitos de nuestra carne.
Si no somos nuestros, entonces olvidémonos de nosotros mismos y de nuestros intereses todo cuanto nos sea posible.
Pertenecemos a Dios; por lo tanto, dejemos de lado nuestra conveniencia y vivamos para Él, permitiendo que Su sabiduría guíe y domine todas nuestras acciones.
Si pertenecemos al Señor, dejemos que cada parte de nuestra existencia sea dirigida hacia Él.
Ésa debe ser nuestra meta suprema.
Juan Calvino, el Libro de Oro de la Verdadera Vida Cristiana.
En efecto, parafraseando
Romanos 11:6:
Si somos siervos ya no somos señores, y si somos señores ya no somos siervos, de otra manera el siervo ya no es siervo.
Y si somos señores, ya no somos siervos, de otra manera el señor ya no es señor.
Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...
2 comentarios:
Hola, Renton. Me paso por aquí no para escribir en tu blog, sino sólo para saludarte en el Señor y darte recuerdos de tu hermano católico. Un abrazo en Cristo!
Un abrazote en el Señor Emilio!
:]
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