20 Con el Mesías Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive el Mesías en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20-21
Un par de rápidas observaciones.
Fíjate en hábil uso de las preposiciones y cómo describen el trabajo del Cristo por nosotros.
El Mesías me amó y se entregó por mí, fui crucificado con él y vivo, aunque no yo, sino él en mí.
He ahí resumida mi unión con el Mesías.
Escogidos desde antes de la fundación del mundo para mostrar que la elección no se basa en nada bueno hallado en nosotros sino en la Bondad de Dios, la Palabra se encarna en el Mesías, nuestro sustituto, nuestro representante.
Nuestra vida por la suya, su vida como pago por la mía, quién es el deicida sino el cristiano?
El pasado que me dominaba es clavado en la cruz, sepultado bajo tierra sin que esta vez ningún ángel remueva la piedra de la entrada.
Celebra tu Libertad porque el tirano ha muerto.
Su muerte es la mía, mi vida, y ya no se me imputa más pecado en vida pues fui juzgado, condenado, y sentenciado a muerte, hace dos mil años en una colina cercana a Jerusalén.
Soy Uno con él, su Cuerpo, pues estoy en él al estar él en mí.
Uno.
Nazco de nuevo en un valle de huesos secos, mediante su resurrección que es la mía.
Mi vida se enraíza en un pasado que me desvela la comprensión de, no sólo cuál es mi presente, sino hacia dónde va mi futuro.
Porque esta es la vida cristiana, una vida donde lo cumplido, marca lo por venir.
Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Abbá por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...
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